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066. Viernes, 28 Febrero, 2003
Capítulo Sexagésimo sexto: ¿Una buena educación sexual no tendrá que ver más con dar las gracias al acabar de hacer el amor?
Hoy me toca un paseo por las nubes, de vez en cuando me pongo entre poético y sentimental, sé que no sirve de nada, si acaso pasar el rato embelesado en el cielo, pero por lo menos relaja, que tal y como están las cosas ya es un respiro.
Desde la ventana apenas se ve, el cielo digo, es cosa de los edificios modernos, mucho cristal, muchas ventanas pero al final acabas teniendo enfrente más de lo mismo, más cristal y más ventanas, pura funcionalidad que lo llaman, puro aprovechamiento del espacio que no entiende de plantar árboles que den compañía a un precio semejante, menos mal que mi “poto” es capaz de aguantar cualquier miseria que se le ponga por delante.
Pero si estiro la cabeza como si estuviera en un apartamento de esos de saldo con vistas al mar, soy capaz de distinguir el azul y el blanco, o al menos eso creo, y da para soñar sentado al borde de la mañana con los pies colgando, como en aquella película que ganó el premio a la peor del año.
Menos mal que ya es viernes y el fin de semana se puede cerrar la monotonía por descanso, quitarse el disfraz de trabajador, ponerse el de vago y lucirlo hasta el lunes, por lo menos.
065. Jueves, 27 Febrero, 2003
Capítulo Sexagésimo quinto: No sería más lógico que todos los analgésicos se administraran por vía anal?
No fumo, no bebo, ni, por razones obvias ando con mujeres, al menos en sentido bíblico, pero soy adicto a los “post-it” , lo reconozco, reconocerlo siempre es el primer paso para salir del vicio, estoy enganchado a esos mocos amarillos que se pegan y repegan en cualquier rincón, hay que reconocer que fallan menos que los comentarios de esta página.
Los hay de todos los colores y de todas las formas, grandes y pequeños, azules y rosas, suavecitos y ásperos, triangulares y redonditos, al final lo que ponga en ellos es lo de menos, la cosa está en como colocarlos, si se hace con mimo y cierta estética, el resultado será una obra intemporal que, con un buen marketing, tendrá un destino definitivo en arco.
Aunque como todas las obras contemporáneas con aspiraciones a convertirse en clásicos, son incomprendidas por la mayoría del gran público que no está acostumbrado al arte con mayúsculas; que se lo pregunten si no a las señoras de la limpieza que cada noche se empeñan en cambiarlas de sitio con la disculpa de que tienen que limpiar.
Hasta penélope, acostumbrada a destejer cada noche lo que tejió durante el día, pondría el grito en el cielo si viera como quedan mis post-it después de que pasen las "atilas" de la bayeta.
064. Miércoles, 26 Febrero, 2003
Capítulo Sexagésimo cuarto: ¿No parece una contradicción que precisamente las mujeres más calientes sean las que consiguen lo mejores abrigos de piel?
Como casi todos, aprendí a jugar al mus y al poker en el bar de la facultad lo que demuestra, que los años de universidad no son esa perdida de tiempo que algunos piensan. De no haber sido por aquellas largas mañanas calentando el asiento al abrigo de un café que acababa lleno de trocitos de servilletas de papel arrugadas, hoy mi vida social no sería la misma.
Sí que el día tenga veinticuatro horas es una de las pocas cosas que no han cambiado en estos años, no logro entender porqué antes me daba tiempo a “envidar” varias veces cada mañana y ahora apenas si da tiempo a hacer esos cutres solitarios que trae de serie el windows; ¿Será el guaraná ese que dicen por la tele?.. será.
Como ya llevo un tiempo desconectado, a lo mejor resulta que todo a cambiado tanto que ya no se estila eso de echar la partida con fondo de libros sin estrenar y olor a apuntes manoseados; Supongo que no, que hay placeres en la vida que resisten hasta una glaciación y una facultad siempre ha sido la mejor escuela para aprender la realidad de la vida, y la vida es lo más parecido a una partida de poker.
063. Martes, 25 Febrero, 2003
Capítulo sexagésimo tercero: ¿Qué le ocurre al puño cuando abres la mano?
Nunca se me ha dado bien lo de llorar, no debo de tener costumbre, salvo con algún capítulos de la casa de la pradera y cuando caramelizo cebollas, se puede contar con los dedos de una mano las veces que lo he hecho.
Supongo que eso no es ni mejor ni peor, unos lo arreglan todo dando gritos, otros con una cascada de lágrimas, algunos con las dos cosas, lo mío es como más íntimo, mi reacción suele ser de apatía, aunque por dentro estén saltando los sentimientos como fuegos artificiales, me mantengo impasible, y cuanto más grave es la cosa menos pierdo esa sensación de duro que no es más que fachada. No se lo recomiendo a nadie.
Envidio a los llorones, quiero ser como ellos, quiero llorar cuando expulsan a alguien del “granhermano”, gritar cuando algún “triunfito” sale en el “hola” reírme a carcajada limpia cuando miro la nueva papada estética de “mariateresacampos”, quiero aplaudir rozando la euforia cuando marco encuentre a su madre.
A veces pienso que por esa puñetera manía de controlar los sentimientos me estoy perdiendo alguna de las cosas más importantes de la vida; Decididamente tengo que empezar a cambiar, a ver si a pesar de los años se puede.
062. Lunes, 24 febrero, 2003
Capítulo Sexagésimo segundo: ¿Por qué en los anuncios de raquetas de tenis aparece gente jugando al tenis, en los anuncios de coches gente conduciendo coches, y sin embargo en los anuncios de condones no ves más que gente jugando al tenis o conduciendo coches?
Lo confieso, yo también tengo sueños casi húmedos en plan “sado-maso” y en cuanto puedo los intento poner en práctica, pero nunca llegaré a ciertas extremos de tortura que me parecen que rozan la dignidad del ser humano: nunca me apuntaría a un gimnasio.
Reconozco que no soy un gran entendido en el tema, apenas he pisado uno un par de veces y ambas fueron por una necesidad imperiosa de busca y captura de mi pareja, a la que encontré cargado de enormes pesas y con las venas del cuello a punto de explotar que le daban un extraño aire de estreñido crónico.
Ambas veces la experiencia fue de las más desagradables de mi vida, en medio de un olor asfixiante, entre sudor y desodorante tulipán-negro, se repartían por el suelo y las paredes los más variados instrumentos de tortura creados para el sufrimiento humano, hasta algo que siempre me había parecido inocente como era una sencilla colchoneta, alguna mente perversa la había transformado en el lecho del sufrimiento, usándola para que los pobres incautos tuvieran las piernas levantadas; Su gesto de sufrimiento cada vez que las subían era indescriptible.
Y encima pagaban, para que luego digan que el mundo no está loco.
061. Viernes, 21 febrero, 2003
Capítulo Sexagésimo primero: ¿Qué hacen los comensales cuando el médico les dice que no prueben el cloruro sódico?
Han puesto un cartel en el portal de casa donde anuncian que pasarán a recoger los trastos viejos el miércoles; Me ha entrado el miedo y estoy pensando en no bajar ese día a la calle, cuando uno roza ciertas edades es mejor tomar precauciones.
Ando yo ya por la edad de cristo, me dicen que estoy en los mejores años pero siempre viene de los que tienen más; cuando tenía dieciocho, los de treinta me parecían señores aburridos y amargados, ahora con esa edad los sigo viendo iguales y hago lo imposible por no parecerme a ellos.
Pero la evidencia gana, dando un paseo por otros blogs me doy cuenta de que prefiero a guille, el tierno hermanito de mafalda, que a cualquier guerrero manga, que janis joplin me suena mucho mejor que la crhistina aguilera de turno y que la bruja avería unida a los puños de mazinger zeta nunca podrán ser desbancados por el maleducado, desvergonzado, ligón, exhibicionista, guarro, descarado, bajito y cabezón de Shin Chan.
Decididamente lo de la recogida de los trastos viejos por el ayuntamiento el miércoles me ha puesto los pelos de punta. Soy ya un peluche del imserso.
060. Jueves 20 Febrero, 2003
Capítulo Sexagésimo: ¿Contar una cantidad exacta de renos no será un cálculo renal?
Me gusta el desorden, aunque me da en las narices que ese gusto no es más que una justificación para poder ser vago un poco más cada día; Al fin y al cabo es lo de siempre, ¿para que colocar algo que dentro de un rato vas a tener que volver a descolocar?, bien mirado es un doble trabajo a lo tonto.
Pues aunque la cosa parezca de “perogrullo”, todavía existe gente que no acaba de entender algo tan simple como esa reflexión, Ya ves tu.
Como “vivir con” y “convivir” no es exactamente lo mismo, mi desorden crónico me provoca alguna que otra bronca, está claro que sé que el que no recoge las cosas como debiera soy yo, aunque eso no es bueno reconocerlo nunca, si acaso darle la vuelta a la tortilla y sacar partido del asunto, basta con pactar algo a cambio de ser más ordenado, con lo que matamos dos pájaros de un tiro sacando beneficio de algo que no tendría que ser por si mismo.
Moraleja, cuanto más perfecto es uno menos fuerza tiene para negociar y por lo tanto menos cosas puedes conseguir; Hay cosas que deberían enseñarlas en el colegio, que luego pasa lo que pasa.
059. Miércoles, 19 Febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo noveno: ¿No sería más sádico para un sádico negarle latigazos a un masoquista?
Una noche de insomnio, bien mirado es como alargar el día y sacar espacio para todo eso que no te da tiempo de hacer por estar tumbado en el sofá mirando sin ver la tele, mal entendido es una manera de desesperarse viendo pasar los numeritos digitales del reloj a una velocidad que ya quisiera un caracol.
Me pasa pocas veces pero los efectos secundarios son evidentes, deambular el día después como un zombi por entre papeles que antes no existían, pisar secretarias con cara de velocidad camino del café o machacar las voces que suenan completamente distintas a otros días son solo algunos de los precios que hay que pagar por ganar involuntariamente unas cuantas horas al día. Un precio demasiado caro por una noche de desesperación.
Ya no hace efecto la valeriana concentrada, todavía no es tan grave como para empezar con los diazepanes, es lo de siempre, te quedas corto para algo pero no llegas a lo siguiente, es el sino. Y esta tontería es por el sueño.
058. Martes, 18 Febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo octavo: ¿A dónde van a parar las peladillas que nadie se come en Navidad?
Tenía dos invitaciones para dos personas y las aproveché, de una sola tacada convertí la mañana del domingo en una pasarela de moda y arte que inundaban un montón de pabellones solo separados por los detectores de metales.
Primero la feria de la moda, que para eso abría antes, pieles, sombreros, bolsos a juego y una inacabable retahíla de stands cortados todos por el mismo patrón; Para alguien como yo que lleva toda la vida usando los levis 501 de la talla 29-30, el aburrimiento en su estado más puro, menos mal que el “entorno” estaba muy adornado, algo que se agradecía visualmente.
Después tocaba arco, aprovechar la invitación era el único motivo consistente para pasear entre carritos de la compra, cuadros minimalistas con basura, o cerdos en equilibrio inestable, aquí no acompañaba ni la vista; ¿Es necesario disfrazarse de raro para pintar?, ¿Será obligatorio ser feo para poder interpretar el arte contemporáneo?. seguro que no, sería simplemente casualidad de un domingo por la mañana, fijo.
057. Lunes, 17 febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo séptimo: ¿Un gay al que le guste la sidra es un “gaitero”?
Me he comprado un sofá nuevo, azul, ancho, con unas extensiones para poner los pies; La vendedora me ha dicho de corrido las ventajas, como saboreando cada frase, hasta que llegó al precio y cambió ese tono de sonrisa de marketing por una inoportuna tos que le hace hablar como si tuviera piedras en la boca. Pero me lo compré que me hacía falta. Ahora solo queda esperar a que me lo instalen, los sofás en las casas pequeñas más que colocarlos los instalan mediante en una delicada operación de ingeniería técnica que juega con el espacio para que todo encaje en su sitio y además puedas pasar a mirar por la ventana cuando se ponga a llover.
Y luego, como decía mi abuela, a disfrutarlo con salud, solo me queda elegir el modelo de peluche para hacer en punto de cruz con alguna vainica que otra para entretenerme en las largas tardes de invierno. Hay placeres tan intensos tan intensos, que nunca se les podrá poner precio, aunque con el sofá se han pasado.
056. Viernes, 14 febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo sexto: ¿Los enfermos de diabetes pueden tocar la flauta dulce?
Ayer comí con un amigo seropositivo y su pareja, él es “solo” seropositivo y su pareja enfermo crónico, ahora ya todos los enfermos son crónicos, ventajas de vivir en ciertos países, me gusta quedar con ellos de vez en cuando, me suben la moral, se empeñan en hablar de pulir el diamante que todos llevamos dentro, tirar para adelante, de enseñarme que aunque todos seamos vasijas agrietadas siempre existe la posibilidad de aprovechar esas grietas para obtener buenos resultados. Hablamos de todo un poco y de nada en particular, es lo de menos, la mayoría de las veces uno se comunica mejor con las miradas, por cierto se me quedó una frase de un libro que llevaba uno de ellos: “la guerra es una masacre entre personas que no se conocen en provecho de personas que sí se conocen pero no se masacran".
Me confiesan que es la primera vez que están de acuerdo con juan pablo II en algo.
Y además se quieren, es el guiño a un día de san valentín.
055. Jueves, 13 Febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo quinto: ¿Si una nave espacial fuera a la velocidad de la luz, le funcionarían las luces?
Llevamos un montón de tiempo sin ninguna fiesta que llevarnos a la boca, esto es casi inhumano, días y días seguidos con la peor rutina que pueda haber: la del trabajo; Nadie hace nada por impedirlo, ni sindicatos, ni actores, ni tan siquiera los americanos, tan dados a meterse donde no les llaman, nadie quiere abanderar una reivindicación tan justa como necesaria. Me levanto cansado, diga lo que diga el marketing cada día somos más viejos, uno se acostumbra a si mismo y no nota los cambios, pero haberlos “haylos”; Esa impresión que tenemos todos de que los demás envejecen mucho y uno siempre se conserva mejor que ellos es una forma más de engañarnos a nosotros mismos. La tierra está en movimiento constante pero no notamos como se mueve, lo mismo debe de pasar con el tiempo.
Y mientras solo nos queda quejarnos y arrastrar el cuerpo cansado por el trabajo, ¿Para cuando el cuarto supuesto?.. ¡baja laboral por levantarse cansado ya!.
054. Miércoles, 12 febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo cuarto: La cirugía es-tética no debería de ser solo para las tetas pequeñas?
Tengo una cuñada aspirante a pija, una chica “cosmo” en potencia, ella pone todos los medios pero por ahora, sólo se queda en un querer y no poder y no será que no lo intenta, mechas cada dos semanas, jersey siempre sobre los hombros aunque se muera de frío, “eses” silvantes a la menor frase de más de dos palabras y un buen surtido de cremas atiborradas de enzimas con más consonantes juntas que una palabra en alemán. Pero le falla el amor, aspira por todos los medios a compartir algo con alguien mientras el tiempo corre en su contra. A ella como a casi todos los que viven solos, se les llena la boca contándonos la felicidad que supone vivir así, y sin embargo a la primera ocasión que se les presentan se lanzan desesperadamente a la caza y captura de un compañero.
Los enamoramientos son fáciles, el sexo puro y duro aún lo es más, pero la convivencia es todo un reto; Ni san valentín ni gaitas, convivir con alguien queriendo de verdad, es todo un triunfo, y se me ha antojado en la semana del santo este del amor del amor tirarme flores a mi mismo por haberlo conseguido. ¿Para cuando una portada en el “cosmo” que diga “sientasé orgulloso por seguir con su pareja”?.
053. Martes, 11 febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo tercero: ¿Por qué cuando llueve levantamos los hombros? ¿Nos mojamos menos?
He caido, lo confieso, soy un ser débil, tenía pensado pasar de san valentín pero me es imposible, son muchos los anuncios de colonias y son muchos los discos de boleros para que cuele la frase esa de que es un invento del corteinglés. Será lo que sea, pero si a tu pareja, por muy militante anticonsumo que sea, no le regalas algo, se pasará unos cuantos días con las indirectas esas que tan bien sabe fabricar, quien evita la tentación evita el peligro.
Ya no es por el santo de turno, el problema es más bien de envidia, si a los demás les cae algo, ellos también quieren, que esas proclamas sobre lo malo que es caer en tópicos y en convencionalismos van bien cuando se filosofa en grupo para aparentar que uno está de vuelta de todo, pero a la hora de la verdad nada de nada.
Eso si, este año mato dos pájaros de un tiro que ya estoy un poco harto de los ramos de flores al trabajo, además eso sorprendía las primeras veces, la última hasta se permitió hacer críticas sobre si el ramo en cuestión parecía de iglesia o de boda, así que este año le he comprado el “simcity cuatro”, teniendo en cuenta que no le gustan los juegos de ordenador la sorpresa la tiene asegurada y si por alguna extraña razón no quiere usarlo, aquí estoy yo para sacrificarme y hacerlo por él. Para que luego digan que uno no está en todo.
Abandonos, Virgen y Furioso se despide de su bitácora con un poema de García Lorca, voy a echarle de menos, yo y otro montón de gente que lo leía cada mañana, cada tarde o cada noche, que para eso las páginas están abiertas las veinticuatro horas, como las funerarias. Seguro que volverá, igual de furioso..y si quiere, igual de virgen. No es el único, parece que hay una pequeña epidemia, nos atiborraremos a antibióticos.
Uno se queda un poco así, con esa sensación de perdida de algo, con esa sensación de que se rompe una parte de esa rutina que completaba el día, algo se tendrá que mover, nacerán más, morirán más, hay que acostumbrase. Como a la vida misma.
052. Lunes, 10 febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo segundo: ¿Un “americonado” es un gay americano?
Esta mañana me he dado un baño en vez de una ducha, da más tiempo para pensar, da más tiempo para experimentar cosas, que levante la mano el que no se asombrara la primera vez que vio las burbujas de un “autopedo” navegando desde las profundidades a la superficie del agua. Más tiempo para unas cosas quiere decir menos para otras, hay que desayunar deprisa, salir mirando el reloj, que eso queda muy bien siempre aunque lleves la muñeca desnuda, no tropezarte con el vecino que cada mañana invariablemente te quita el ascensor, está claro, cinco minutos más tarde y cambia el mundo de cada mañana, una de las mejores disculpas para llegar tarde al trabajo.
Sé que quizá debería hacer un comentario profundo sobre el último ensayo que he leído, un panfleto incendiario sobre la crisis internacional, o hacer algo más íntimo y sumergirme en las interioridades de mi alma para desnudar mis sentimientos; Seguro que debería de hacer eso, pero es que esta mañana voy simple, como casi siempre.
051. Viernes, 7 Febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo primero: Si un gato cae siempre de pie, y una tostada con mantequilla cae siempre del lado en que está untada: ¿Que pasaría si le atamos a la espalda de un gato una tostada con la mantequilla hacia arriba y luego lo tiramos al aire?
Estoy escuchando una canción que habla de un barquito de cáscara de nuez adornado con velas de papel y capitaneado por un mosquito que navega sin temor por el mar a pesar de las tempestades y las tormentas; Ya ves tu, en cuatro estrofas es capaz de definir el autor lo que es la vida y quedarse tan ancho. Por cierto la cantan los payasos de la tele.
El caso es que luego uno lee a Shopenhauer aunque sea con la música de camilo-sexto de fondo y le saca menos rendimiento que a algunas canciones infantiles ¿será culpa mía?, ¿me faltará la preparación necesaria para entender las verdades del mundo?, ¿podré sobrevivir sin conocer que es el mundo para los grandes filósofos alemanes?. Hoy parece que las dudas ganan terreno.
Por cierto el tripulante del barquito de cáscara de nuez, el mosquito timonel de la canción llega hasta el final con su cargamento de gotitas de miel y lo consigue simplemente intentando seguir adelante a pesar de todo y sin plantearse más historias que ser feliz. Y seguro que nunca leyó a un Sócrates que le complicara la vida.
050. Jueves, 6 febrero, 2003
Capítulo Quincuagésimo: Cuando dicen ¿eres de la otra acera?, ¿desde que acera me lo están preguntando?
Trasteo con el mando a distancia de televisión local en televisión local, de vidente en vidente y de jovencitos de buena dentadura jurándote por sus futuros hijos que tu llamada será definitivamente la ganadora; Desde que descubrí que con una antena pequeñita de esas de los hiper puedo coger treinta canales más de televisión estoy como niño con zapatos nuevos.
Es como un mundo paralelo donde los milagros se convierten en realidad, donde una crema azul te quita la celulitis en tres horas, te deja con un tipo que envidiaría el mismísimo Van Dame y además te sirve para las manchas de café que el marido ha tirado en la moqueta, todo en el mismo producto y ¡!si llamas antes de diez días!! te regalan un juego de cuchillos fabricados con el material que llevan los astronautas en sus viajes (aunque me imagino que después de algún desastre reciente esa parte tendrán que retocarla).
Además, ellos si que cuidan los gustos de las minorías y no como los documentales de la dos, y si no a ver quien es capaz de hacer un programa de bordados donde tres mujeres con fondo de trapos de cocina y manteles góticos enseñan “el punto de jerusalen en bordado a tambor”, eso es cultura popular y lo demás simplemente televisión, los martes de ocho a ocho y media en una tal onda seis ... de culto oiga, de culto.
049. Miércoles, 5 febrero, 2003
Capítulo Cuadragésimo noveno: ¿Por qué no hay comida para gatos "con sabor a ratón"?
Al “corteinglés” debe de quedarle solo una sección funeraria de esas de enterrar muertos para que sus servicios lo abarquen todo, ayer pase por la enorme y colocadísima sección de parafarmacia, y piqué, me llevé un frasco de hierbas machacadas y encapsuladas, según el prospecto buenísimas para relajarse, no harán nada seguro y por un botecito de mierda me clavaron once euros, pero por probar que no quede.
A falta de vacaciones que quedan todavía lejísimos me “colocaré” con una mezcla a partes iguales de valeriana y pasiflora, tres pastillas dos veces al día con un gran vaso de agua, eso sí, tendré que probar una tarde, no sea que acabe ligando con el perchero por un cuelge inoportuno, que nunca se sabe que armas carga el diablo.
048. Martes, 4 Febrero, 2003
Capítulo Cuadragésimo octavo: ¿Si compras un boomerang nuevo, como haces para deshacerte del viejo?
Seguro que alguien guarda un diario con manchas de lagrimas adolescentes, de aquel tiempo en que la vida era una tortura diaria que se enfrentaba a nosotros ganándonos la partida siempre, del tiempo del desamor y la incomprensión, de las largas tardes enamorados sin ser correspondidos.
Parecía que habíamos nacido para sufrir, que cualquier pequeña cosa era un mundo en nuestra contra, y sin embargo nadie te avisa de que aquello es un juego de niños en comparación con la vida que aun falta. Da rabia mirar al pasado y recordar como te complicas por cosas tan inocentes sin saber que todavía no has llegado a lo verdaderamente complicado.
047. Lunes, 3 febrero, 2003
Capítulo Cuadragésimo séptimo: ¿Si a un mimo se le escapa un pedo ya no es mimo?
Me sale la vena misógina, algo tiene que pasar cuando hasta las mismas mujeres se empeñan en decir que ellas son mucho más malas que los hombres. Se nota que he discutido con una de culo gordo y tetas operadas.
Dentro de unas horas se me habrá pasado, al menos dentro de un rato no las veré como víboras ladinas que se aprovechan de aquello de “que tiran más dos tetas que dos carretas” para intentar salirse con la suya, luego tampoco me harán mucha gracia pero las veré como algo que tiene que estar, sin más.
Hoy políticamente incorrecto pero bastante más sincero
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