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  387. Lunes, 6 Septiembre, 2004

 
Capítulo Tricentésimo octogésimo séptimo: ¿Por qué los jugadores de fútbol tienen tantos picores?

Reconozco que mi contacto con el fútbol, mejor definido por no sé quien como el "gilifútbol", apenas se reduce a esos momentos en los que entrevistan a los jugadores en los vestuarios, sobre todo si las duchas forman parte del decorado de la entrevista, por lo que no soy el más indicado para hablar del tema.

Sin embargo, hoy, y antes de aguantar como cada lunes, las crónicas con pelos y señales de cada uno de los partidos de ayer en cualquier conversación que se precie, voy a contraatacar para demostrar, con pruebas y eso, que el fútbol es muy, pero que muy peligroso, y no sólo por que su práctica atenta contra la salud, algo evidente, sino que puede ser capaz de producir hasta guerras.. para que luego digan del deporte.

En la primavera de 1969, se disputaron dos partidos de fútbol entre las selecciones nacionales de Honduras y El Salvador, correspondientes a la fase clasificatoria para la Copa del Mundo de 1970.

El partido de ida acabó con victoria hondureña por 1-0, siendo un encuentro apasionado, duro y enconado, pero, para lo que suele ser este tipo de partidos, normal.

Sin embargo, en el transcurso del partido de vuelta, jugado en San Salvador, que finalizó con la victoria local por 3 goles a 0, se produjeron enfrentamientos entre ambas hinchadas, que se saldaron con multitud de heridos. Como por aquel entonces las eliminatorias se disputaban por el sistema de puntos, sin tenerse en cuenta el número de goles, el doble enfrentamiento quedó igualado y todo quedó en suspenso hasta la disputa de un tercer partido en campo neutral.

Pero mientras se esperaba aquel tercer partido, el enfrentamiento se extendió al campo diplomático, con la expulsión de unos 11.000 ciudadanos salvadoreños del territorio de Honduras, y al militar, el 14 de julio, cuando, en represalia, carros de combate salvadoreños cruzaron la frontera hondureña, mientras aviones bombardeaban también los principales puertos de Honduras.

Esta Guerra del Fútbol (que nunca fue declarada como tal) acabó el 18 de julio, tras mediación de la Organización de Estados Americanos, con varios millares de víctimas, entre muertos, heridos y refugiados. El partido de desempate, celebrado en el estadio Azteca de México, acabó con victoria salvadoreña por 3-2, tras prórroga, y lo que fue más importante, sin que se registraran incidentes dignos de mención.

Luego nos vendrán diciendo eso de que el deporte es salud.