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223. Lunes, 17 noviembre, 2003



Capítulo Ducentésimo vigésimo tercero: ¿Por qué cuando le pides a un camarero una coca-cola y una cerveza, trae la coca-cola y la cerveza y sin embargo cuando le pides un café y dos sobres de azúcar siempre se le olvida un sobre de azúcar?



He visto un cartelito de esos que vienen en los paquetes de tabaco que "informan", muy amablemente, que fumar puede causar esterilidad. Ahora entiendo esa costumbre de los fumadores de encender un cigarro justo después de un buen "revolcón", seguro que celebran que, todavía, no les ha tocado a ellos y que para el siguiente, "dios proveerá".



Pero cigarritos aparte, está claro que a la mayoría de las "personas humanas", entre las que me incluyo, lo que más nos apetece después de un orgasmo es quedarnos dormidos, algo que, para evitar malos entendidos, conviene explicar bien, y a poder ser "antes del".



Dormirse tras alcanzar el climax no es una señal de abandono, ni de falta de amor o descortesía, es una pura y dura reacción bioquímica que hace que se produzcan endorfinas, causantes de esa sensación de bienestar y relajación que, en la mayoría de las personas, es el preludio del sueño.



A partir de ahora ya tenemos una disculpa científica. ¡Ea!