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199. Martes, 14 octubre, 2003



Capítulo Centésimo nonagésimo noveno: ¿A qué distancia está el horizonte?



Una de las mejores maneras de respetar todo lo que cada uno considera "distinto", consiste en ponerse en el lugar del otro. Pues ahora resulta que las personas que más bostezan son mucho más respetuosos con sus semejantes.



A todos nos ha pasado, alguien cerca bosteza e inmediatamente haces lo mismo, como si bostezar fuera contagioso. Pues ya ves tú, resulta que lo es; Un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York dirigido por Gordon Gallup, ya lo ha puesto en evidencia.



El equipo ha realizado varios experimentos y ha podido demostrar que, en efecto, los bostezos se contagian, incluso en video. El resultado: un 40% de los participantes bostezó al ver a otras personas haciendo lo propio en un monitor.



Hasta aquí algo que más o menos sabíamos todos, pero Gallup en el estudio ha ido más allá, determinando que el hecho de que a unas personas se les peguen los bostezos y a otras no está muy relacionado con la capacidad que tiene cada uno de "meterse en la piel" del otro, en este caso, de quien bosteza inicialmente.



Cuanto más capaces seamos de saber lo que pasa por la mente de la otra persona, más veces la imitaremos, de una manera inconsciente, al verla bostezar.



Para que luego digan que los estudios estúpidos no sirven para el progreso de la humanidad, aunque bien mirado lo mismo decía mi abuela, que nunca estudió nada, cuando repetía aquello de : "nadie entiende mejor a un ciego que otro ciego".