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3213. Miércoles, 13 diciembre, 2017

 
Capítulo Tresmilésimo ducentésimo decimotercero: “Para dirigir personas, camina detrás de ellas”. (Lao-Tse, 604 a.C. – 531 a.C.; filósofo chino)

La evidente sabiduría del refranero lo dice una y otra vez: vísteme despacio que tengo prisa, no por mucho madrugar amanece más temprano o las prisas nunca son buenas consejeras. La mayoría de las cosas en la vida requieren un tiempo necesario para que los aprendizajes se asienten y las experiencias de fracasos y éxitos se digieran correctamente.

Sin embargo, vivimos en una sociedad consumida por la prisa, por lo instantáneo, que ha olvidado que las cosas que más valoramos son aquellas que hacemos con cariño. Y el cariño y las prisas no son buenos aliados. Complicado de cumplir cuando el jefe lo pide todo para ayer y la frase del Jamesdean de vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver, sigue manteniendo su concepto romántico.

Y en esas cosas andaba yo, pensativo, abstraído y meditabundo, cuando me paralizó una profunda, a la par que inquietante, reflexión que me hizo volver de golpe a la realidad. !La cantidad de cosas que entran por una esquinita de la bolsa de basura una vez cerrada, oyes!