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3112. Lunes, 19 junio, 2017

 
Capítulo Tresmilésimo centésimo duodécimo: "Cada día sabemos más y entendemos menos". (Albert Einstein, 1879-1955; científico alemán).

Pasas un finde en Japón -algo normal- y te quedas prendado de esos retretes último modelo de por allí que hacen de todo y más. Comprarlo no es difícil, lo venden en cualquier gran superficie y se puede facturar sin problemas. Lo que de verdad resulta complicado es instalarlo aquí.

Dejando a un lado que todas las instrucciones viene en japonés (nada que envidiar a las instrucciones suecas) y que los tornillos para fijarlo al suelo no están a la misma distancia que los nuestros (ponte tú a hacer más agujeros) aparece el mayor problema: enchufarlo. Los japos usan un voltaje de 100v, nosotros de 220v, algo que se podría arreglar comprando un transformador aunque tiene que ser difícil encontrar uno que pueda dar corriente continua con amperaje y polaridad adecuados para instalarlo en una zona húmeda, propensa a salpicaduras de agua y de otras muchas cosas. Y la electricidad es buena conductora.

Además, que aquí existan enchufes en un retrete no es lo más normal, y si hay uno cerca suele estar en una zona visible. A ver quién se siente cómodo viendo un cable que va de un enchufe a la taza sin que se le pase por la cabeza la imagen de una silla eléctrica.

Por eso, sentarse sin pantalones en esas condiciones tienen que dar un poco de mal rollo. Y para ciertas cosas que se hacen ahí, la tranquilidad es vital.