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2980. Lunes, 14 noviembre, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo octogésimo: “Las personas gordas saben que son gordas. Las personas altas saben que son altas. ¿Por qué las estúpidas no?”.

Cuando alguien que no cocina piensa en hacerlo se imagina que aquello tiene que ser algo complicado, farragoso, estresante. Pero luego ve alguno los mil y un programas de cocina -hasta un canal solo de eso hay- y se cree que el plato más complicado se prepara en menos tiempo del que se tarda en beberse un vaso de agua después de una sauna.

Y caes en la trampa. Programas de cocina mala cosa, caca. A los de la tele no solo les pagan por hacerlo sino que tienen un montón de ayudantes que les hacen todo el trabajo sucio. A los demás, prepares lo que prepares, (!y cómo salta un huevo frito!) nos quedará la cocina empantanada y hecha un asco. Cocina que después habrá que limpiar, algo que, lo mires por donde lo mires, se hace más pesado que volver a casa después de hacer una compra de más de cien euros en el primark.

Y para acabar, una foto de mi entorno laboral de esta misma mañana. Pobre lunes.