-   


  

2979. Viernes, 11 noviembre, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo septuagésimo noveno: “Las poesías abren pequeñas ventanas en los días, en la mediocridad cotidiana. Nos permiten entrever destellos de una realidad diferente” (Susanna Tamaro, 1957; novelista italiana).

Lo cotidiano es aquello que sucede día a día y, por tanto, lo opuesto a lo extraordinario. Durante siglos, desde siempre, la Historia (con mayúsculas) solo se ha preocupado de los acontecimientos relevantes: las hazañas de los grandes hombres, de los reyes, de papas, de nobles, guerreros o artistas, de las guerras, de los cambios políticos, de las transformaciones económicas, de las revueltas sociales o de las manifestaciones culturales.

En consecuencia, la mayoría de la humanidad se quedó sin historia. Aunque seguro que tampoco les importó.

Pero en estos últimos catorce años hemos vivido cambios transcendentales. Hemos pasado del ipod, el fotolog, las blackberrys o ver perdidos, al ipad, el watshapp, los drones o ver juego de tronos Los teléfonos inteligentes nos instalaron de golpe en el futuro. Facebook se apoderó del registro de nuestras vidas; Twitter nos puso a pensar en 140 caracteres; Instagram ha logrado que nuestra vida sea pública, a todo color o en blanco y negro, pero siempre con muchos filtros. Nuestra forma de ver y disfrutar el mundo ha cambiado radicalmente en estos últimos años, unos años en los que ha ido quedando reflejado casi todo de todos. La historia de la gente normal, la historia de la gran mayoría.

Mañana hará catorce años que esto empezó. Lejos, muy lejos, de ser nada extraordinario, pero, eso sí, a cotidianidad no nos gana nadie. !A por más!