Capítulo Dosmilésimo noningentésimo sexagésimo octavo: “El no esperar remedio, ni desesperar de él, suele ser el remedio de los casos desesperados”. (Diego de Saavedra Fajardo, 1584 – 1648; escritor y diplomático español).
Aunque la mejor manera de no tener resaca navideña (a la vuelta de la esquina) es mantenerse borracho todas las fiestas, hay remedios que pueden suavizar ese mal rato. Si dan la cinco de la mañana y la mezcla del
vino peleón, las
guindas al marrasquino y los licores varios te han dejado el estómago como la
franjadegaza, lo normal es tener un arranque de lucidez y comer algo.
El cuerpo te pedirá algo fuerte y consistente... pero recuerdas que hay que tomar cinco piezas de fruta al día y solo llevas cuatro
absoluts con fantadenaranja. Fácil solución. Coges una naranja -siempre hay que tener naranjas en invierno-, y un sobrecito de salsa extrapicante de esas que tantas veces nos hemos echado al bolsillo en los
burgers. Además, y para dar consistencia a la mezcla, nunca está de más añadirle un poco de mayonesa. Así, la resaca del día siguiente será una pamplina en comparación con el dolor de estómago severo que empezará
en menos que canta un gallo.
Dolerá mucho, sí, pero un dolor de estómago siempre está visto con mejores ojos que si piensan que lo que pretendes es
dormirlamona. Te van a tratar mejor. Mimos y cuidados asegurados con buena cara el resto del día. Falta van a hacer.