-   


  

2953. Lunes, 3 octubre, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo quincuagésimo tercero: El no y el sí son breves de decir, pero piden pensar mucho". (Baltasar Gracián, 1601 – 1658; jesuita español).

Hay mil y una pregunta estúpidas -por sus respuestas obvias- que todos hacemos o a todos nos las hacen. Por ejemplo, llegas a casa, abres la puerta y dices: hola, buenas noches, inevitablemente te preguntarán: ¿ya has venido? Bajas las escaleras te tuerces el tobillo, aúllas de dolor; siempre habrá alguien que te dirá: ¿te duele mucho? Cuentas que te acaban de robar en la esquina... y no te librarás de un: ¿y quién fue? Te ven sacar un cigarro, encenderlo y darle unas caladas, te preguntarán: ¿Fumas? Alarmado avisas: he perdido las llaves, a lo que siempre habrá alguien que te suelte: ¿pero dónde las dejaste?

Pero resulta que, por más obvias que parezcan ciertas cosas obvias, tampoco conviene obviar ciertas respuestas obvias. Obviamente.


Tomando (mucha) nota para empezar el mes.