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Lecturas de verano. 30: “Apaga y vámonos”.

 
Se usa cuando al ver que una cosa toca a su fin, o cuando se oye o se ve algo disparatado o sin sentido. Su origen parece venir como casi todas de la voz popular; al parecer en el pueblo de Pitres, Granada; en dicha localidad, dos sacerdotes, se disputaban una plaza de capellán, y apostaron quién de ellos decía la misa más rápida. El primero oyendo al segundo como comenzaba la celebración diciendo: “Ite, misa est”, que es la frase en latín con la que se concluía tras la bendición final, le dijo al monaguillo que sujetaba la vela: “apaga y vámonos”.
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