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2922. Miércoles, 20 julio, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo vigésimo segundo: “¿Queda algún misterio por descubrir en el ser humano? Uno e importante. Aún no se sabe cómo es posible que cuando un fumador se traga el humo, éste no le salga por el culo" (Jaume Perich Escala, 1941-1995, humorista español).

Comprobado científicamente: el tamaño importa.

Las más pequeñas suelen ser más ricas, suelen estar más limpias y sus controles sanitarios suelen ser más frecuentes y correctos. Tienen mejor calidad, mejor presencia y, por supuesto, se pueden manejar con más desenvoltura a la hora de llevártelas a la boca que cuando son de un tamaño mayor.

Además, y precisamente por ser pequeñas, se pueden chupar mejor y se les puede sacar el jugo con mucha más facilidad, un jugo que siempre dejará en la boca una sensación mucho más dulce y agradable que la que podríamos haber tenido chupando una de mayor tamaño.

Es normal que este verano se esté disparando su demanda. Lo pequeño triunfa. Aún tengo esperanzas. Y me refiero, no saquemos conclusiones precipitadas, de las sandías negras. Siendo negras y pequeñas ¿de qué otra cosa podría estar hablando?