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2874. Jueves, 12 mayo, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo octingentésimo septuagésimo cuarto: "Saludable es para el enfermo la cara del que lo visita”. (Fernando de Rojas, 1470-1541; dramaturgo español).

Me gustan los zombis. Adoro esa terquedad humana que va más allá de la muerte; no puedo resistirme a sus desaliñados desaliños y su facilidad para caer desplomados con un tiro en la cabeza. Aprecio, y mucho, su sentido de comunidad y su facilidad para agruparse en hordas dispuestas a caminar despacio pero sin pausa hasta alcanzar al velocista más preparado. Y es ahí donde veo el problema, A ver ¿por qué con lo despacito que van, al menos en comparación con los que todavía tienen las dos piernas, resulta que siempre acaban alcanzando a alguno para comérselo? Ya sé que el hambre es una razón poderosa para hacer cosas pero ahí algo falla. Tanto realismo, tanto realismo y luego se pierden en detalles tontos.