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2859. Jueves, 14 abril, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo octingentésimo quincuagésimo noveno: “A todo se acostumbra uno menos a no comer. (Refrán castellano).

Las dos de la mañana. Si te tapas tienes calor, si te destapas te hielas. Es lo que tienen los edredones nórdicos de plumas (con permiso de una buena mantapaduana). A esas horas, uno se devela y la cabeza empieza a dar vueltas con cuestiones metafísicas que nunca se te hubieran ocurrido de andar soñando lo que es debido… no sé, que te conviertes en el objeto sexual de una banda de fornidos y rudos hombres balcánicos, entregados a la lujuria. Por ejemplo.

Pero la realidad es más prosaica y son otras cosas -bastante más ordinarias- las que acaban invadiéndote a esas horas de la madrugada. Así, y mientras empezaba a cerrar un ojo me acordé de la frase -poesía conceptual en estado puro- que a menudo pronunciaba la actriz Bette Midler y que a partir de cierta edad ha resultado ser uno de esos raros axiomas que acompañaron, acompañan y acompañarán a la mayoría de los hombres y/o mujeres desde que el mundo es mundo.


O desde antes, incluso.