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2856. Lunes, 11 abril, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo octingentésimo quincuagésimo sexto: "Creo firmemente que si todos los medicamentos del mundo fueran lanzados al mar, sería mucho mejor para la humanidad y mucho peor para los peces". (Oliver Wendell Holmes; 1809 - 1894; médico estadounidense).

Están de moda los anuncios de medicamentos en la televisión. Los hay para adelgazar, para engordar, para dormir cuando uno quiera -aunque no tengas sueño- o para cagar en el momento en que a uno le venga bien... aunque no le apetezca.

Y me llaman la atención especialmente aquellos empeñados en cortar la cagalera. Si las tripas gorgorean es porque quieren decir algo: que no le des tan mala vida, que comas mejor, que bebas agua, que hagas ejercicio. Yo qué sé. Pero una vez que aparece el correquetealcanza, no es bueno andar deteniéndola porque la diarrea es un mecanismo de defensa del cuerpo para deshacerse de lo que le hace daño. Detenerla es como tapar la cañería y dejar que toda la cochinada se quede ahí. En todo caso habría que tomar algo que alivie los (muy molestos) síntomas e impida la deshidratación. Pero poco más.

Al menos los anuncios de medicinas de la televisión dicen que hay efectos secundarios y contraindicaciones. Así que si uno se muere de ganas de tomarse alguna medicina al menos sabe que puede causar dolor de cabeza, náuseas, picores, infecciones, sorderas, fracturas, visiones borrosas, hemorragias internas y hasta hipomagnesemia que quién sabe qué será, pero !suena fatal! Avisados estamos.