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2850. Viernes, 1 abril, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo octingentésimo quincuagésimo: “Todo puede aprenderse, especialmente las cosas peligrosas.” (J. G. Ballard, 1930 - 2009; ensayista británico).

En la Primera Guerra Mundial, la inteligencia británica descubrió que el semen podía funcionar como tinta invisible. Uno de los encargados de investigar esta característica fue el capitán Mansfield Cumming, quien además de esto encontró que el fluido soportaba bien los métodos más usuales de la época para detectar este tipo de mensajes secretos como el vapor de yodo.

Algo que podía hacer tanto bien a la humanidad, algo tan valioso para la paz mundial, y algunos abandonándolo sin contemplaciones en el primer (y a veces único) sitio que encuentran. ¡Así nos va!