-   


  

2705. Viernes, 24 julio, 2015

 
Capítulo Dosmilésimo septingentésimo quinto: "Peleando no se consigue jamás lo suficiente, pero cediendo se consigue más de lo que se espera". (Dale Carnegie, 1888-1955; empresario estadounidense)

Los pingüinos Adelaida, del continente antártico, tienen una costumbre muy particular. En su hábitat, las piedras son indispensables para que las hembras hagan sus nidos, sin embargo, éstas son muy escasas. Por ello, las señoritaspingüinas -en un alarde de puro romanticismo-, suelen elegir como pareja a aquel pingüinomacho que más y mejores piedras tenga. Pero cuando su compañero/pareja elegido se ausenta, en busca de comida o de más piedras, las pingüinashembras –que no pierden ripio las buenas señoras- suelen intercambiar sexo con los pingüinos solteros que tengan a su alcance a cambio de las piedras que éstos tengan guardadas.

A pesar de que los solteros se quedan sin piedras, con lo cual va a ser casi imposible que encuentren pareja propia en el futuro, estos mozoscasaderos suelen quedar tan satisfechos que más tarde algunos llegan, incluso, a regalarle más piedras a las hembras con las que -mientras el marido estaba a trabajar- se aparearon... y solo a cambio de un poco de flirteo.

Si es que no somos tan distintos…