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2625. Lunes, 23 marzo, 2015

 
Capítulo Dosmilésimo sexcentésimo vigésimo quinto: “Solo es capaz de hacer realidad sus sueños el que cuando llega la hora, sabe permanecer despierto". (Noel Clarasó, 1899 - 1985; escritor español).

El ejercicio físico nunca ha sido la especialidad de la gente (normal). Y esto no es de ahora, que estaba ya el hombre de las cavernas ahí todo tirado en su sofá de piedra y seguro que venía el vecino coñazo de caverna el domingo por la tarde diciendo: “eiiiiii vecino ¿te vienes a cazar un mamut?”, y el otro todo apalancado diciendo: “bueee deja, que me da un palo moverme ahora”. Y el cansino del vecino ahí incordiando: “pero si no cazas no hay para comer y te morirás de hambre”; y el apalancado contestando: “bueno tronco, que sí, pero por lo menos moriré agusto". Y eso estando tumbado en un sofá que ¡era de piedra! Claro que seguía siendo un sofá y la relación del hombre con el sofá, sea el sofá como sea, siempre ha sido muy íntima.

Además, que tampoco hay que quitarle mérito a esta característica humana, pilar imprescindible de la civilización, porque antes, cuando las personashumanas eran nómadas y el jefe decía: “venga, que nos movemos”; siempre había alguno que contestaba: “ buaaaa ¡en serio!, joder ahora que estaba yo tan agustito, ahora que había pillado la posturita, ¿sabes?, ¿y si lo dejamos para otro día?" Y así, por apalancamiento, se fundaron grandes ciudades como las griegas o las romanas. Y no creo yo que nadie dude de la importancia de semejantes civilizaciones en el desarrollo de la humanidad, unas civilizaciones que, como queda demostrado, surgieron gracias a la gente que se esforzaba, precisamente, en no esforzarse. ¡Dónde de estaríamos sin ellos!!