Capítulo Dosmilésimo sexcentésimo décimo: "- ¿De dónde vienes? - De hacerme un tatuaje en la polla. - ¿Puedo verlo? - Claro. -No veo nada. - Es tinta mágica, tienes que pasarle la lengua. -Voy.”
Según "piensan" (y lo de
pensar entre comillas) millones de personas, al hombre (
personahumana) lo creo un señor muy majo que tenía un jardín muy currado allá arriba en los cielos (del que por cierto nos echó). Y al buen hombre no se le ocurrió otra cosa que crearnos con barro (rollo
alfanova), que digo yo, ¿qué le hubiera costado a un señor todo sabiduría currarse un poco la materia prima? Luego dicen que la vida humana es muy frágil, ¡
coño!, ¡normal!, si nos hubieran hecho de
acero inoxidable o, ya puestos a pedir, de
adamantium, no seríamos así de enclenques, pero claro, no, él a lo barato y a lo fácil, de barro. Ya le vale.
Pero lo peor de todo es que al señor simpático no se le ocurrió otra cosa que ponernos
fecha de caducidad y, para rematar, que lleguemos a ella envejeciendo, pero envejeciendo a lo bruto con nocturnidad y alevosía. Solo así se explica que cuando, con el paso de los años, uno deja de ser deseado, no desaparezca también el propio deseo. A partir de cierta edad eso es hacernos sufrir a lo tonto. Y mucho.