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2606. Lunes, 23 febrero, 2015

 
Capítulo Dosmilésimo sexcentésimo sexto: "Me gustaría poder volver al pasado, no para cambiar cosas, pero si para revivir la época en la que era feliz y no lo sabía”.

Sábado, invierno, hace frío y te has tirado en el sofá tras un minucioso proceso de dejar cerca las patatas fritas al aroma vinagre y cebolla (que no tienen ni vinagre, ni cebolla… y ni tan siquiera patata, pero que por eso están tan buenas), y el vaso de leche con nesquik (que lo del colacao ahí con sus grumos no deja de ser sospechoso.. por no decir directamente que parecen tropezones de mierda). La calefacción está a todo meter mientras, con suaves movimientos de vaivén, te has ido acurrucando entre tres o cuatro cojines tapando todos y cada uno de los agujeritos de tu cuerpo que quedaban al descubierto con una suave y gordísima manta que pesa como un muerto. Es justo en ese punto cuando dices: perfecto, ya podemos ver la tele un rato. Y entonces (chan ta ta chan) descubres que a tres metros del sofá, allá lejos, en la mesa del comedor, está el mando a distancia. Y es justo ahí cuando te das cuenta lo puta que es la vida y que, como tal, te pone a prueba haciéndote, a traición, grandes putadas.