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2566. Jueves, 11 diciembre, 2014

 
Capítulo Dosmilésimo quingentésimo sexagésimo sexto: “Después de saber cuándo aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo renunciar a una ventaja” (Benjamín Disraeli, 1804 - 1881, político británico).

Es normal que algunas tiendas vayan desapareciendo. Les falta marketing. Por ejemplo, las mercerías. Que sí, que existen, pero ni una simple pista de lo que allí venden. Uno va a una frutería y sabe que venden fruta, va a una carnicería y sabe que va a encontrar carne. ¿Pero mercería? ¿Qué venden allí? ¿Personas? ¿Es un concesionario de coches encubierto?

Pues aunque con ese nombre parezca mentira, en las mercerías se venden, entre muchas otras cosas, algo de lo hablábamos ayer: calzoncillos. Aunque quizá por eso el mundo de la mercería es tan desconocido para los hombres humanos ya que, de serie, todas las madres que tienen un hijo varón alcanzan automáticamente el rango de compradoras oficiales de calzoncillos, responsabilidad a veces compartida con sus abuelas y que en el momento en que se independiza pasará automáticamente a su pareja. Razón por la cual el 78,3 por ciento de los hombres no han comprado un calzoncillo en su vida y por lo tanto no ha entrado en una mercería. Bueno, !bahhh!, el tanto por ciento es inventado, pero es que un tanto por ciento siempre da credibilidad a los argumentos. Y si lleva decimales más.