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2453. Lunes, 2 junio, 2014

 
Capítulo Dosmilésimo cuadringentésimo quincuagésimo tercero: “La tristeza del alma puede matarte mucho más rápido que una bacteria”. John Steinbeck, 1902-1968; escritor norteamericano).

El extravagante médico estadounidense John Harvey Kellogg (1852-1943) es célebre por haber introducido los cereales tostados en el desayuno. Sin embargo, esta fue solo una de las muchas anécdotas que jalonaron una vida llena de excentricidades. No quiso consumar jamás su matrimonio, pero crió junto con su mujer a más de cuarenta niños. Además, abogaba por circuncidar a los recién nacidos para evitar que se masturbaran de mayores y defendía el uso de fenol puro en el clítoris para erradicar el deseo femenino.

Muchas de estas ideas eran aplicadas en su sanatorio de Battle Creek, en Michigan. Quienes ingresaban quedaban sometidos a una dieta vegetariana y a continuos ejercicios físicos: carreras, flexiones, inmersiones.

Casi todos los días, los internos eran conectados a una máquina que les inyectaba más de 50 litros de agua en los intestinos. Acto seguido, tenían que ingerir medio litro de yogur, mientras otros tanto se les administraba por vía rectal. El doctor Kelogg defendía esta praxis para plantar "los microbios protectores en el sito en el que son más necesarios y puedan prestar un servicio más efectivo". Para él, la clave de la longevidad estaba en la flora intestinal.

Y luego aquí algunos desocupados todo el día quejándose de la sanidad pública, de que le han mandado ¡supositorios! y de lo mala que sabe la pastilla contra el colesterol. ¡Hambre tenían que pasar! que decía mi abuela.