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2282. Miércoles, 28 agosto, 2013

 
Capítulo Dosmilésimo ducentésimo octogésimo segundo: !Cuántos hombres que hoy vemos mendigando, mañana no tendrán ni donde caerse muertos! (Ernesto P. 56 años, stripper de comuniones, bodas y bautizos)

Al aeropuerto llega un matrimonio árabe. Él es un moro de metro noventa de ojos verdes, que viste un abrigo de visón hasta el calcañar. Ella es una mora de anca partida, cargada de metales dorados, de cristalitos brillantes, igual como cuando una burra va cargada de loza. Él lleva en la mano un maletín blindado, con herrajes electrónicos, nada de sansonites horteras de nuestros ejecutivos. La otra diferencia consiste en que el árabe lleva en la maleta algunos millones de dólares y nuestros ejecutivos llevan calzoncillos y camisas de terlenka. Está claro que este matrimonio no ha llegado para emplearse de camarero ni para optar a un puesto de becario. Lo más lógico es que en el maletín haya una furiosa pasta para comprar todo lo que se le ponga por delante.

Creo que estamos haciendo el idiota. Matrimonios árabes con maletín los hay así, esparcidos por todo el mundo. Y nosotros que prácticamente tenemos el país entero en venta miramos para otro lado. !Con la de cosas inútiles que tenemos y que no usamos! Para empezar podríamos traspasarles por módico precio los aeropuertos que nos sobran y ellos fardarían mucho con sus avioncitos a reacción y todo; podríamos venderles el edificio del Congreso, que está muy bien situado, con lo que cogeríamos una billetiza muy saneada para seguir pagando los royalties de la cocacola; se podría vender el Palacio Real piedra a piedra para construir unos bloques de estar-comedor con vistas a Móstoles; se podría vender la catedral de Toledo y dejar libre una plazoleta con parterre y fuentecilla de surtidor con estacionamiento debajo. Y no digo las costas de la mar porque ésas ya están vendidas.

En fin, hay que tener imaginación. Pero lo que haya que vender debe ser vendido pronto. Tenemos un montón de cosas inútiles que pocos iban a echar de menos y que apenas usamos. Y oye, nos sacarían del apuro.