Capítulo Dosmilésimo centésimo nonagésimo tercero: "Lo más ofensivo que pueda lanzarte a la cara tu peor enemigo no se compara con lo que tus amigos dicen de ti a tus espaldas". (Alfred de Musset, 1810 - 1857; escritor francés).
Estaba yo comiéndome una bolsa de
Fritos de
Matutano, la última, lo juro, pensando, ¿el pelo de
Susana Griso no está especialmente esponjoso? ¿no se le ha quedado el cardado como a una oveja? y se me vino a la cabeza lo importante que es lo que uno escribe, y la responsabilidad que significa decir cosas. Imaginaos qué presión saber que eres icono de moda y que si un día te quedas mellado comiéndote una paraguaya en un suponer, cien millones de
teenagers se pueden sacar un piño por convertirse en tu viva imagen.
Por eso he estado tentado de no escribir esta entrada confesando la dieta que servidor sigue. A mí, una vez, me la confesó un compañero de administración y desde entonces, somos uña y cutícula. Y sí, seguirla, la dieta, digo, me ha cambiado la vida: solo comer fruta pelada. Como te da una pereza que te mueres pelarla, no comes. Punto.
Ah, y ya que estamos inmersos en el proceloso mundo de la imagen, aprovecho. Me dicen que en Londres las cejas
Groucho son extra tendencia y los iconos de la moda se las pintan con
kanfort. Como a un Santo dos pistolas les quedan. Pero como es moda, como se lleva, como es lo más, como es moderno... ¡Qué importa!
Definitivamente tengo que dejar el café de
latiendadeloschinos. Pero ya.