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2170. Lunes, 11 febrero, 2013

 
Capítulo Dosmilésimo centésimo septuagésimo: “Reírse de todo es de tontos. No reírse de nada es de estúpidos" (Erasmo de Róterdam, 1466 - 1536; teólogo holandés)

Un rey de Macedonia allá por el 300 a.C., Demetrio I Poliorcetes, requirió los servicios de una cortesana griega llamada Lamia, dejando que ella pusiera precio a sus "gracias". La señorita en cuestión tasó su "prestación laboral" al rey en el equivalente a unos 250.000 euros actuales quien, conforme con el precio, gravó con un impuesto especial la venta de jabón para poder conseguir la suma correspondiente para poder pagar por tal "capricho". Para que luego digan que eso de aumentar el precio de las cosas con una "comisión", es cosa de los "políticos" modernos.

Claro que hay una gran diferencia, lo de ahora es pura y dura avaricia, y lo del Demetrio era en pura y dura pasión... y ya se sabe que por amor se perdona todo. Pero es que hasta el romanticismo se ha perdido. Malos tiempos para la lírica.

En lo de que tiran más dos tetas que dos carretas ya si eso, para otro día.