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2005. Viernes, 20 abril, 2012

 
Capítulo Dosmilésimo quinto: " Hay dos categorías de hombres: los que hablan para decir algo, y los que dicen algo por hablar" (Carlos José de Ligne, 1735-1814; diplomático belga.)

!Qué demonio! Esta tarde me voy a tomar unas copas y a (con permiso de la cadera) bailar. Ya está bien de pervertirme a solas con mis pensamientos. La vida intelectual no está reñida con la diversión. Olvidaré unas horas mis preocupaciones: guerras, hambres, miserias, paros, expropiaciones, crisis, contaminaciones, elefantes. Todo al cuerno y a ejercer la libido, que ya es tiempo. En la niñez no me enteraba, de adolescento no me dejaban, cuando joven no me atrevía; luego ya se sabe, el trabajo, el presupuesto y todas las diarias gaitas que nos han inventado para que no nos descarrilemos. Pues hoy descarrilo a conciencia !vaya que sí! Hasta el final. Me pondré unos pantalones de esos brillantes, de raso, y a ligar. Ya me veo en la discoteca codos en la barra y postura elástica oliendo el paso de algún musculopoligonero camisetatrestallasmenos emancipado; muchos, lo sé, me mirarán con desprecio y seguirán su camino en busca de un jack con aires de rock-man, pero como siempre hay un roto para un descosido alguien se sentirá atraído por mí y entonces... !entonces será Troya! Ya imagino nuestro diálogo:

Yo: !Guapo! !que eres más guapo que Mao-Tse-Tung!
Él: ¿Es para mí esa hermosa frase?
Yo: Sí, para ti, que si te ve Freud te pone un piso.
Él: !Qué lenguaje más culto usas! Eres fascinante.
Yo: ¿Quieres que te lleve al rio?
Él: !Hermosa metáfora! Vamos, vamos a amarnos con pasión y violencia.

Saldremos del local. Y estaremos aquí, en mi casa, hasta que la llama de la lúbrica pasión se extinga.

Claro que ése, justo ése, será el momento en el que me despierte de la siesta, suspiraré al ver cómo se estropean los cuerpos mientras me agarro el michelín derecho, y me ponga a limpiar el suelo de la cocina. Que, por cierto, después de como saltaron los huevos fritos de ayer, ya le va tocando.