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1770. Lunes, 21 febrero, 2011

 
Capítulo Milésimo septingentésimo septuagésimo: “Mirar un escote es como mirar al sol, no hay que observarlo fijamente porque es demasiado arriesgado. Jerome Seinfeld, 1954; actor estadounidense)

Puede sonar a burrada (aunque siendo lunes estaría más que justificada), pero lo dice la ciencia: para cortar una pechuga de pollo con suficiente tranquilidad es más indicado la taza del vater (la que –casi-todos- tenemos en el retrete de casa) que la tabla que usamos normalmente para hacerlo. Y a ver quien somos nosotros para llevar la contraria a la ciencia

Según un estudio del departamento de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Arizona en los EE.UU) ésa es precisamente la zona de la casa que menos bacterias tiene. De hecho, hay 200 veces más coliformes fecales -bacterias de las heces detodalavida- en la típica tabla de cortar que en la susodicha taza. La culpa de todo la tiene el hecho de que la mayoría de la gente sólo enjuaga las tablas en lugar de lavarlas a fondo, algo que unido a las grietas que crean los cuchillos, suponen el hogar perfecto para las bacterias.

Claro que si empezamos así no deberíamos de levantarnos de lugar tan visitado. Trapos de cocina, sábanas, toallas, alfombras, mandos de la tele, botellas de agua y hasta la correa del reloj, son un nido de bichos que (aunque también tienen derecho a vivir) se empeñan en hacerlo a nuestra costa.

De todas formas, no hay que preocuparse. Mierda que no mata, engorda. Además, tampoco es plan de hacerlo todo dentro de la taza del retrete o encima de su tapa… por muy grande que sea, es lo que es. Que ya tenemos una edad y en una de esas, ¡zas, en toda la boca! Y ya la cadera no suelda como antes.