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1668. Lunes, 6 septiembre, 2010

 
Capítulo Milésimo sexcentésimo sexagésimo octavo: “Por qué se mata a las personas que han matado a otras personas? ¿Para demostrar que no se debe matar a personas?” (Norman Mailer, 1923 - 2007; escritor estadounidense)

Si bien es verdad que la situación se produce en cualquier entorno, el laboral parece un caldo de cultivo perfecto, sobre todo por lo difícil que se hace escapar de él. No hace falta poner mucho la oreja para darse cuenta de que estamos rodeados de expertos en casi todo, de compañeros protagonistas de hazañas sólo sabidas por ellos mismos, que están locamente enamorados de su propio discurso y que parecen encantados de haberse conocido.

De verdad que uno intenta escuchar, ser amable, poner cara de bobo, y tirar para adelante con la mejor de las sonrisas en el convencimiento de que cualquier salida de tono va a ser peor, pero todo tiene un límite y empiezo a estar ya un poco harto de aguantar estos días que todos los que han estado en la playa se empeñen en enseñarte la marca del reloj soltando eso de “mira, estoy tan moreno que se me ha quedado la marca, parece que llevo reloj, pero no” seguido de un tan estupido como chirriante “je, je” .

Y sí, es lunes, tengo sueño y no me ha sentado bien tener que volver al trabajo. ¿Qué pasa?