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1657. Jueves, 15 julio, 2010

 
Capítulo Milésimo sexcentésimo quincuagésimo séptimo: “Es peor resbalar con la lengua que con los pies” (Refrán uruguayo)

Hay muchos datos -y muy variados- sobre uno de los elementos más comunes e imprescindibles en nuestra vida diaria... aunque, curiosamente, apenas coincidan entre ellos. Unos dicen que el tamaño medio de un rollo de papeldeculo está en los 20 metros, otros dicen que en los 40; unos dicen que cada rollo sirve para unas 100 veces, otros dicen que para 300. Bien es verdad que tal disparidad de cifras tiene su lógica, determinar la media de cuánto papel se gasta en cada sentada no es fácil, especialmente si tenemos en cuenta la cantidad de variantes que intervienen en tan cotidiano acto. Variantes que pueden ser de naturaleza estructural, esas que suelen ir unidas a las propias características del usuario: mientras unos tiran del rollo sin la menor preocupación, hay quien parece que miden milimétricamente su uso. O bien de carácter coyuntural, aquellas en donde se pueden alternar picos de mayor gasto por, por ejemplo, inoportunos apretones, con un menor gasto debido a algún que otro descontrolado atasco. Que de todo hay.

Hasta aquí todo más o menos normal. Sin embargo, en uno de esos estudios he encontrado un dato que me ha llamado mucho la atención, un dato escalofriante, un dato que me ha hecho replantearme el destino de la humanidad y hasta el sentido de la vida: según este informe, más de un millón de españoles, es decir, un 8% de la población, confiesa no usar nunca papeldeculo en sus visitas a la taza.

Sé que hay alternativas (aunque parezca mentira el bidé no está sólo para mear cuando no quieres hacer ruido por la noche, y todos sabemos que reciclar el papel de periódico también tiene su encanto) pero, (y aunque la pregunta suene dura -especialmente para un blog tan decente, delicado, y especialmente culto como este-), ¿de verdad hay tanta gente que no se limpia el culo después de?