-   


  

1538. Lunes, 18 enero, 2010

 
Capítulo Milésimo quingentésimo trigésimo octavo: "Hay tantas leyes, que nadie está seguro de no ser colgado" (Napoleón Bonaparte, 1769 - 1821; militar y gobernante francés)

Me preocupo por la (sobre todo mi) salud. No fumo, el único alcohol que he probado en mi vida ha sido el que traen de relleno algunos bombones y (muy a pesar mío) soy monógamo, (vale, más por obligación que por devoción, pero lo que cuenta en este caso es el resultado)

Bueno, pues aún así cada vez que vengo al trabajo, es decir cada día de lunes a viernes, resulta que estoy sometido a un montón de circunstancias que me ponen en peligro. Y ya sabemos que la salud es lo primero

Fotocopiadoras, ordenadores, luces fluorescentes, pinturas de la pared, faxes y un largo e interminable rosario de aparatos que emiten radiaciones son los que me rodean. El resultado: futuro sufridor de depresiones, irritabilidades, dolores de cabeza, fatiga ocular, alergias, sarpullidos, mareos, cansancios crónicos, problemas digestivos, y hasta cánceres. Y no es ninguna broma, que está todo demostrado científicamente.

Teniendo en cuenta que ya sólo el hecho de venir a trabajar supone una misión de muy alto riesgo...¿es o no tanto peligro motivo suficiente para que me concedan la baja automáticamente?

Pues hay quien aún lo duda. Y es que hay gente muy mala.