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1390. Lunes, 27 abril, 2009

 
Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo: "A caballo regalado seríamos todos yonkis" (Marcos F., 23 años, portero de discoteca)

Un mínimo roce con cualquiera de ellas basta para convertirte en el eventual transportista de alguno –más bien algunos- de sus (muchos) pelos. Y qué decir cuando entras a cualquier retrete en el que minutos antes se ha estado peinando alguna... largos, teñidos, pegajosos. Ni en el suelo de una peluquería de la mili -en sus buenos tiempos- podías encontrar tantos.

¿Cómo es posible que con la cantidad de pelos que se les caen a ellas, siempre seamos nosotros los que nos quedemos calvos?