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1297. Martes, 18 noviembre, 2008

 
Capítulo Milésimo ducentésimo nonagésimo séptimo: "¿Estupidez humana? Humana sobra, los únicos estúpidos son los hombres" (George Bernard Shaw, 1856 - 1950; escritor irlandés)

A lo largo de estos años escribiendo aquí ha quedado claro que el haber sido de ciencias ha supuesto, aparte de delatarme como más viejo que la orilla del río (la palabrita "de ciencias" debió de dejar de usarse allá por el pleistocénico superior), ser un analfabeto funcional en cuanto a poder escribir de forma medianamente correcta.

Y no me refiero ya a las faltas de ortografía, (por mucho que digan tampoco creo yo que sean tan importantes a la hora de entender un texto -alguien vueno no va a dejar de serlo por escribirlo con b o con v-) sino a mi desconocimiento para usar correctamente los signos de puntuación... unos signos de puntuación que -usados convenientemente- pueden salvarte la vida.

Maria Fedorovna, amante y leal esposa del Zar Alexander III (1845-1894) se apiadó de cierto súbdito al que su marido enviaba deportado a Siberia. La buena mujer intercepto el documento del Zar que decía: “Perdón imposible, enviarlo a Siberia”, y le cambió hábilmente la coma. El "nuevo" texto se convirtió en un “Perdón, imposible enviarlo a Siberia.”

Y alguien le debió de estar eternamente agradecido.