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1246. Jueves, 4 septiembre, 2008

 
Capítulo Milésimo ducentésimo cuadragésimo sexto: "Si las íntimas preocupaciones de cada cual se leyeran escritas sobre su frente, !cuántos que causan envidia nos moverían lástima!" (Pietro Metastasio, 1698-1782; poeta italiano)

Sé que los pisos son muy caros y que por culpa de la falta de terreno (o eso dicen) cada vez los hacen más pequeños, lo que no acabo de entender es la manía que tienen ahora de hacer los retretes de las casas como si solo lo usaran los anoréxicos, condenando a todo el que está por encima de la talla 36 a entrar de lado. Y eso cuando entra.

Y si en los pisos los retretes son minúsculos, mejor no hablamos de los que hacen ahora en esos bares de (presunto) diseño: apenas te cabe un pie. Claro que en estos casos suele dar lo mismo ya que, en la lejana hipótesis de que logres entrar en plan contorsionista, nunca acertarás a distinguir dónde debes mear y dónde lavarte las manos. Hay incluso uno muy famoso por estos lares en el que la puerta esta situada justo frente a la barra, el espacio entre el artefacto y la salida es tan pequeño que la gente solía aparecer ante los clientes cerrándose la bragueta. Nada raro saliendo uno de donde sale... aunque molesto para algunos. Al final, y para prevenir el pequeño espectáculo, han colocado un cartel en el dorso de la puerta. Algo así como "abróchese antes de salir".

Pero para retretes minúsculos los de los aviones. Todo un mundo aparte que algún día habrá que diseccionar. ¿Quién no tiene alguna historia en alguno de ellos? Por cierto, no sé dónde he leído que una ciudadana americana quedó traumatizada hace años cuando un gran bloque congelado de una materia verdosa cayó dentro del salón de su casa en Nueva York. El objeto, de 60 cm de diámetro y 23 kilos de peso, atravesó el tejado y aplastó su sillón favorito.

Los expertos que acudieron hasta su casa identificaron el bloque como desechos humanos procedentes del lavabo de un avión, ya que el color verde es propio de una sustancia desinfectante que suele utilizarse en los vuelos comerciales. Por lo visto la señora en cuestión al ver el bloque exclamó: "! Mierda!". A lo que los expertos contestaron: "exactamente".