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1238. Lunes, 25 agosto, 2008

 
Capítulo Milésimo ducentésimo trigésimo octavo: “¡Prisa! Nunca tengo prisa, no tengo tiempo”. (Fiódorovich Stravinski, 1882 – 1971; compositor y director de orquesta ruso)

Discutían en la Edad Media sobre el sexo de los ángeles. Discuten ahora sobre la biología moral del óvulo fecundado, la legalidad de la grúa municipal, el desempate a penaltis en la final de la última copa o sobre por qué nadie va a tomar el sol al desierto si es donde más sol hay.

No cabe duda que tan trascendentales y perversas cuestiones están perfectamente integradas en el espíritu escolástico del ser humano. Lo que seguro no imaginaron nunca los romanos, los griegos o cualquier súbdito con aspiraciones a filósofo medieval, es que a nosotros nos tocaría dilucidar la interrogante definitiva de la cultura musical en occidente.

¿Quién selecciona la música ambiental que suena en los sitios en los que suena música ambiental? ¿Cuáles son los criterios que siguen para elegirla? ¿Qué rama de la F.P. y/o carrera universitaria se dedica a enseñar tan oscuro y misterioso trabajo? Y sobre todo, ¿estará bien pagado?

Los lunes son un mar de dudas soñando con alcanzar el único horizonte profesional que pudiera (o pudiese) aliviar esta insufrible tortura laboral que padezco obligatoriamente cada día: la jubilación.