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1149. Miércoles, 26 marzo, 2008

 
Capítulo Milésimo centésimo cuadragésimo noveno: "... ¿qué en tu casa no tienes televisión? ... ¿y hacia dónde miran tus muebles? (Joey Tribbiani en la serie Friends).

Siempre me ha parecido muy ingenioso ese mecanismo que tienen las cajas de los pañuelos de papel -el de las cajas grandes no el de esas mariconadas de bolsitas con minipañuelos que venden en los semáforos- en los que cada vez que sacas uno ya te queda fuera la puntita del otro listo para la próxima vez.

Sin embargo nunca me he fiado mucho de ellos, y no ya por el número de unidades que dicen que tienen y que luego nunca tienen (bien saben que nadie va a ponerse a contarlos) sino por lo que dicen de su composición: "celulosa pura".

¿Quien puede creerse que esos pañuelitos son sólo celulosa" y nada más que celulosa?, A ver, a mí me enseñaron en el colegio que la celulosa que era algo así como "ce-seis-hache-diez-o-cinco", una sopa de letras que, al igual que por ejemplo el ácido acetil salicílico en las aspirinas, tiene que llevar un excipiente, un soporte que lo una.. ¿Dónde, de la composición, está ese "cemento"?

Y es que nos engañan por todos los lados, y no sólo con la "composición", también en la caja pone "pañuelos de suave y blanco tisú". Bien, en cuanto a la blancura y suavidad la cosa es relativa –los que venden el mercadona se acercan bastante en suavidad a cualquier lija- aunque podría colar, pero resulta que "tisú" según el diccionario es "tela de seda muy fina, entretejida de hilos finísimos de oro y plata que la traspasan desde el haz al envés" .

???

Sé que a un euro la caja de doscientos en el "todo a cien" no me voy a encontrar pañuelitos de oro, pero ya que los llaman "tisú" por lo menos podrían poner algún detallito para disimular, no sé, un hilito dorado, una rayita de purpurina, un “algo” que justificara su nombre.

Ya no se cuidan los detalles como antes.

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