Capítulo Milésimo centésimo vigésimo cuarto: "Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos". (Confucio, 551 ad C-479 ad C; filósofo chino)Estoy harto de la apología que hacen de la pareja los que no tienen pareja. Estoy harto de la tabarra que dan la mayoría de los solteros que conozco y que, sobre todo a partir de cierta edad, piensan que tener a alguien al lado que te dure para los restos es poco menos que vivir en el paraíso.
Pues no, coño, no. Es verdad que vivir en pareja tiene algunas ventajas (sobre todo si tu compañero es del mismo sexo y tiene la misma talla -el ahorro en ropa es considerable- por ejemplo) pero la situación está muy lejos de ser la que los solterones que han pasado los
treintaytantos (sin duda el grupo más desesperado por
enganchar a alguien) se imaginan.
Por la cama: disfrutar de una cama de
dosxdos para uno solito, sin que nadie ronque al lado, sin que nadie tire del edredón para destaparte, sin que nadie corra por la mañana a ocupar el lavabo, no dejan de ser placeres de los que no todos los mortales podemos disfrutar.
Para poderse quejar a gusto: que es muy socorrido justificar traumas y problemas personales soltándo aquello de
esquenadiemequierepobrecitodemi, y quedarse tan
pancho delante de todo el que quiera escucharte. Dar
lástima -según en qué momento- también tiene su
aquel.
Por la esperanza: al fin y al cabo deben quedar muchos ricos guapos solteros buscando y que todavía no tengan el número de teléfono apropiado: el tuyo. Los que ya estamos
cazados no entramos, al menos sin que nos pongan mala cara y peores consecuencias, en esa
tómbola del mundo que debe ser estar acosado por un millonario. Por ejemplo.
Por la familia: que nunca estará suficientemente valorado el no tener que aguantar suegros, cuñados, primos, tíos y demás ralea de los que, al fin y al cabo, no eres sino un adosado que nunca acabarás de caer bien a pesar de aguantar estoicamente las paellas -domingo sí, domingo también-, con una sonrisa de dolor de muelas.
Por lo evidente: que la coyuntura política internacional al coincidir con el
arcano menor, da como resultado una descompensación de los
chakras con relación a
Saturno, entrando en retroceso respecto a su ascendiente en
Orión, lo que da como consecuencia, como no podía ser de otra manera y es fácil de entender, que el
karma se acabe poniendo completamente rancio.
Y sobre todo: ¿por qué conformarse con uno solo pudiendo elegir entre tantos?
pareja, mitos