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1083. Miércoles, 28 noviembre, 2007

 
Capítulo Milésimo octogésimo tercero: "La mujer que no tiene suerte con los hombres, no sabe la suerte que tiene". (Petra H., 54 años; soltera con suerte)

Pongamos que -al menos el primer mes- siempre sea él quien invite a las cenas y a las copas. Pongamos que- al menos el primer mes- no haya todavía escapadas románticas de fin de semana a algún hotelito rural de esos que te cobran un riñón por escuchar toda la noche una sinfonía de ladridos y mugidos. Pongamos, que es mucho poner tal y como está la cosa económica, que -al menos el primer mes- él pague el cine, el teatro y las entradas al concierto de El canto del loco. Pongamos. Bueno, pues aún así, tener novio el primer mes le sale por un ojo de la cara a cualquier mujer. Y sin embargo la mayoría erre que erre empeñadas en echárselo. A toda costa.

Sin entrar en mucho detalles, calculemos. Imprescindible durante el primer mes invitarlo alguna vez a casa. Cuando están solas, a las mujeres no les importa que se vean las quemaduras de cigarro en el sofá (incluso presumen de tenerlas delante de sus amigas), o que el único adorno de la mesa sean los ¡holas! atrasados. Pero cuando él va a aparecer algo se apodera de ellas y comienzan a volverse locas poniendo fundas, velas o flores por todos los rincones. Tirando por lo bajo -y sin contar el viaje al Ikea- sumemos los primeros 40 euros.

Por fin llega. Una larga tarde en el sofá con él antes de salir a cenar incluirá, además de caricias y mimos (que son gratis), algo para picar y alguna que otra botellita de vino para animarse. Entre el paté, los pistachos y el rioja pongamos otros 30 euros.

Durante las primeras citas ellas quieren estar irresistibles y, por supuesto, nada de lo que tienen en el armario les sirve ya. Un vestido nuevo -aunque sea de Zara-, un bolso a juego, el cinturón del mismo color... la lista puede ser interminable. Sumemos, por lo bajo, 120 euros más.

Aparte por imprescindibles: un par de zapatos. La relación zapatos-mujeres es algo que se escapa a cualquier lógica. Y a la mía más. Dejémoslo en pensar que para ellas gastarse 100 euros en un par es toda una ganga. Suma y sigue.

La factura del teléfono. Las estadísticas dicen que durante el primer mes es ella la que llama a él y habla una media de 30 minutos, a lo que habría que sumar las que realizará a sus amigas para contarle lo maravilloso que es él chico de su vida y el coste de los 200 mensajes cortos que, según los estudios, mandan de media. 90 euros más.

Los caprichos para él. Cualquier mujer, a diferencia de (casi) cualquier hombre, considerará muy importante tener pequeños detalles hacia su recién estrenado novio: comprarle revistas o periódicos que ella sólo miraría si hubiera fotos de los jugadores en los vestuarios, el último cd de la Shakira.. que a él parece gustar ya que se queda sin pestañear cuando sale por la televisión (incluso cuando no canta), una crema de afeitar que huele a lavanda (y no como la que usa ahora que no huele a nada), una camiseta de marca con el escudo de su equipo de fútbol, o un peluche vestido de Fernando Alonso relleno de bombones. Sirve cualquier gilipollez. Las estadísticas dicen que las mujeres compran durante el primer mes de relación una media de cinco regalos -pequeños caprichos- sólo para él. Pongamos otros 180 euros. Que ya serán más.

Por supuesto que una no se levanta cada mañana como si fuera modelo de ropa interior. Restaurarse cuesta, y las primeras citas son una buena ocasión -disculpa- para comprobar que esas cremas tan caras que anuncian en las revistas son, de verdad, tan efectivas como dicen. Una situación así bien merece un esfuerzo. Perfumes, maquillajes, depilaciones, cremas. El pellizco más grande para que él lo disfrute. Incluso echando mano del Juteco la cosa difícilmente bajará de los 200 euros.

Ropa interior. Como los zapatos, un capítulo aparte, otro insondable misterio en el que la frase "menos es más" adquiere todo su significado. Cuanta menos tela tenga el tanga más caro será. Sin olvidar que la seda y las puntillas cotizan al alza. Sumemos 80 euros.

Condones. Estamos en las primeras citas, imprescindibles los preservativos. Por supuesto que este apartado debe de correr a cuenta de él, pero es obligatorio que ellas también tengan una caja a mano ante posibles emergencias por aquello de los frecuentes olvidos masculinos. En principio, y antes de comprobar su grado de despiste, podría bastar con una caja. 6 euros.

Total: 846 euros. Tirando por lo bajo y dejando que sea él el que corra con la parte más importante. ¿De verdad que les puede compensar gastarse en un mes casi 150.000 pesetas por tener un tío al lado?

Es más, incluso teniendo ese capricho, y a pesar de que todos conocemos la dificultad que tienen las mujeres en comprender la verdad absoluta que en estas cuestiones representa "en la variedad está el gusto", ¿no sería mucho mejor emplear ese dinero en alquilar unos cuantos?

Es una idea. Sólo.

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