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1082. Martes, 27 noviembre, 2007

 
Capítulo Milésimo octogésimo segundo: "Un necio no es más que fastidioso; pero un pedante es insoportable". (Napoleón Bonaparte, 1769-1821; militar y estadista francés).

Nueva entrega de peluche práctico con vistas a las navidades. Hoy: cómo quedar bien delante de los entendidos en vinos ahora que son legión.

Ante todo, calma. Esto es como no saber inglés: lo importante es poner cara de que se entiende. Imprescindible: aprender estas dos palabras: regusto y añada. Ellos hablarán de ellas. Si surgen otras no hay que preocuparse: se pondrá la misma cara y se utilizará siempre el mismo tono. Nunca hay que dejar de sonreir ni de mirar a la cara del interlocutor con aire de complicidad. Es recomendable haber ensayado antes delante de un espejo.

Será conveniente hablar siempre en general, pero con sentimiento, introduciendo en cualquier caso estas dos frases en la conversación: "creo que sus taninos -el uso del término tanino es fundamental y siempre va a estar bien encajado- están bastante equilibrados, sabrosos y bien estructurados" y "su color cereza recuerda aromas de frutas maduras, pasas y toques florales, con una correcta composición, buena madera, tabaco y medianamente especiado que ganará con el tiempo." Habrá que aprenderlas de memoria, soltarlas de corrido y nunca hay que preocuparse si luego salen mezcladas. Siempre quedan bien.

Si la cosa se complica y nos dejan a solas con gente potencialmente peligrosa, como esos capaces de llamar caldo a algo más que al líquido que resulta de cocer un pollo, tampoco hay que perder la calma. Bastará con mover un poco la copa, mojarse los labios muy lentamente, hacer una larga pausa y soltar de corrido: "pues en boca parece cremoso, de buena acidez, fresco, frutal y cítrico agradable con un final sabroso lleno de complejos matices", recordando siempre que aquí lo importante no son las palabras sino la actitud, cuanto más lánguida sea la mirada y más perdida parezca, mas posibilidades hay de triunfar en el apasionante mundo de la estupidez humana.

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