-   


  

1039. Lunes, 24 septiembre, 2007

 
Capítulo Milésimo trigésimo noveno: "Nunca conoces realmente a una persona hasta que no has llevado sus zapatos y has caminado con ellos". (Gregory Peck en "Matar a un ruiseñor")

Las relaciones a largo plazo ofrecen muchas ventajas: compañía, comodidad, una base segura... pero no son fáciles. Sé que no debería, que me estoy metiendo en un terreno peligroso, que -como siempre me decían en la facultad- no hay enfermedades sino enfermos, y lo que a uno puede curarlo a otro puede matarlo; pero hoy me pongo en plan chicocosmo, me lanzo a la piscina, y me atrevo a escribir de corrido algunas -sólo algunas- de las cien mil cosas que, por experiencia, pudieran o pudiesen ayudar a mantener una relación de pareja más allá de los primeros días de la locura química. Y a pesar de ella.
- Si los seis primeros meses están llenos de peleas o de angustias, no sigas: la relación no va a salir bien.

- No te comprometas en serio hasta que no hayáis tenido la primera gran pelea. Por lo menos.

- No permanezcas en una relación sólo porque estás acostumbrado a ella o porque te da miedo encontrarte solo. Nunca funcionan.

- Empieza la relación como quieras que continúe.

- Ayuda mucho tener los mismos gustos y sentido del humor.

- Si al principio no disfrutas haciendo el amor con él y no lo solucionas, no esperes que la situación mejore mucho en el futuro.

- Una relación seria se basa en dos cuestiones básicas: compañerismo y compromiso.

- Debes conservar libertad para seguir siendo tú mismo. No es sano que tengas que variar tu comportamiento o ideas para adaptarse a sus gustos. Ni, por supuesto, al revés.

- Déjale ser como es.

- Si te quiere, estará contigo aunque engordes, no te depiles o te quedes calvo. Si no te quiere, hagas lo que hagas, acabará dejándote.

- Hay que aceptar la realidad: seguirás fijándote en otros hombres. Y cada vez más. Otros hombres se seguirán fijando en ti. Cada vez menos.

- No le exijas que sea perfecto, pero hazle saber que lo es.

- No pongas metas imposibles, ni para ti ni para la relación.

- Dile algo agradable o elogioso todos los días.

- Procura que tu pareja sea también tu mejor amigo.

- Debes poder mostrarte ante él tal como eres.

- Valora sus opiniones aunque no estés de acuerdo con ellas.

- Por muy firme que sea una relación nunca estará completamente a salvo de la infidelidad, los problema económicos, los laborales, el stress... No seas inocente.

- Nunca os pondréis de acuerdo sobre ciertas cuestiones. Hay que aprender a resolverlas negociando para evitar males mayores.

- En toda relación siempre hay sitio para unos poquitos de celos.

- Gustarse es tan importante como amar apasionadamente.

- No te rías del pene de un hombre. Jamás.

- Guarda algunos secretos. Siempre.

- Deja que él también los tenga.

- Respeta su intimidad. Algunas cosas no se cuentan a los amigos.

- Realiza tus propias actividades para mantener tu independencia.

- Sorpréndele de vez en cuando.

- La euforia de los primeros meses se agotará y vendrán periodos de aburrimiento. Un poco de aburrimiento no está mal, pero conviene estar preparados para cuando llegue.

- La espontaneidad cuesta mucho trabajo. Conviene planificarla para que acabe ocurriendo.

- Acostúmbrate a sus tediosas repeticiones de las mismas anécdotas y chistes. Algo que no mejorará con el tiempo.

- Es inevitable que tenga al menos un amigo insoportable.

- Debéis sentiros lo bastante a gusto como para poder permanecer en silencio.

- No permitas que un malentendido degenere en pela. Si algo molesta conviene hablarlo.

- No quieras ganar todas las peleas.

- No te dejes ganar siempre.

- La amabilidad es una cualidad infrecuente, no la infravalores.

- No lances amenazas vanas tipo “si me vuelves a decir eso, me voy de casa” si no te vas a ir de verdad.

- Evitar las indirectas y los comentarios ácidos. Es mejor decir las cosas con claridad.

- En todas las relaciones hay uno que da más y otro que recibe más. Es cuestión de gustos, pero si el desequilibrio es evidente y piensas que él no es capaz de quererte tanto como tú a él, corta por lo sano.

- Una vez que hayas dicho “eres un imbecil”, te será más fácil repetirlo. Cuidado con las palabras.

- No hables mal de su familia en su presencia ni te burles de él delante de sus amigos.

- No suele pasar nada si te olvidas de su santo o de su cumpleaños, pero conviene acordarse siempre del de su madre.

- Su familia ni va a desaparecer ni tan siquiera va a encoger. Aprende a llevarte bien con ellos. Paciencia y práctica.

- Debéis intentar divertiros siempre que estéis juntos.

- Si alguna de sus manías te irritan, díselo cuanto antes.

- Nunca tires a la basura sus camisetas viejas. Tienen un valor sentimental que sólo él entiende.

- Cierra la puerta del cuarto de baño casi siempre.

- Apoya siempre a tu pareja cuando tenga algún conflicto externo y nunca le critiques en mitad de una crisis.

- La infidelidad no tiene por qué ser el fin del mundo.

- Pero es muy dolorosa. Si te ha engañado una vez, es probable que lo repita. Decide. Sólo tú puedes hacerlo.

- Échale mucha paciencia pero exigiendo la misma. Ten siempre claro que el amor no puede con todo. A veces, lo mejor es salir corriendo.

- Nunca hagas demasiado caso de los consejos ajenos. Cada persona es un mundo y nunca habrá dos parejas que sean ni tan siquiera parecidas.
Aunque, si uno quiere ser más práctico, lo mejor es pasar de tanto rollo, buenas intenciones y cursiladas varias y quedarse con un solo consejo: usar (casi) siempre el sentido común. Suele valer. Al menos en mi caso es lo que mejor me ha funcionado durante los primeros ventitantos años de la convivencia con un mismo compañero doméstico. Y en esas sigo.

,