|
|
-  
 
1043. Viernes, 28 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo tercero: "Cuando Paris tiene que mear, Paris tiene que mear" (Paris Whitney Hilton, 1981; ? estadounidense)Próstatas aparte, la mayoría de las consultas que reciben los urólogos españoles están relacionadas con el tamaño del pene. Y no por su presunta abundancia precisamente. Lo sangrante del caso es que más de un 44% de estos preocupados " consultantes" no sólo no tienen ningún problema con su tamaño sino que, encima, poseen un pene cuya longitud es superior a la media. Que, por si alguien no está muy puesto en tan sensible tema, en España se sitúa sobre los 13, 5 centímetros. Una lógica consecuencia no ya sólo (aunque sobre todo) de la nula educación en los colegios, sino de la cantidad de amigos fantasmas con los que no tienes más remedio que intercambiar medidas -venga o no a cuento-, o de creerse que los protagonistas de las películas porno están elegidos en función de sus conocimientos en física cuántica. A lo que iba. Que ya está bien, que no es normal, que no se puede hacer perder el tiempo así a los pobres y honrados trabajadores del gremio urológico. Que tiene que ser muy duro escuchar cada mañana a unos cuantos quejándose de lo poco que le abulta lo suyo -mientras además te lo están enseñando- cuando resulta que el de él es, la mayoría de las veces, bastante más pequeño. Debe de ser duro aguantar semejante suplicio. No deberíamos olvidar que los urólogos también tienen su corazonzito, que también son personas humanas.. por mucho que sea gente que lo único que hace es pasarse el día tocándoles las pelotas al personal. Y cobrando por ello. Hasta el lunes. sexo, pene
1042. Jueves, 27 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo segundo: "La edad adulta es cuando te has encontrado con tanta gente que cada nueva persona te recuerda a otra" (Frederic Ogden Nash, 1902 - 1971, poeta norteamericano)
Andaba yo dudando entre hacer lo que el rapero P. Diddy, autodenominado chico - malo - de - por - vida, que para celebrar su 33 cumpleaños se gasto un millón de euros en los cinco días que duro la fiesta que organizó en Marruecos y a la que llevó en aviones Learjet a sus más íntimos allegados. O también hacer lo que Elton John cuando cumplió los 50, que se gastó más de 400.000 euros en una merienda a la que se presentó vestido de Maria Antonieta embutido en un traje plateado que costaba 70.000 euros y que -por su manía de ponérselo en casa- tuvo que ser trasladado a lugar donde se celebraba, la otra punta de la ciudad, subido en el remolque de una camioneta. O hacer algo más sencillito, como la que organizó un emperador romano, Heliogábalo, que para celebrar su cumpleaños hizo una entrada triunfal en Roma en un carro tirado por cien mujeres desnudas. Adaptándolo a las circustancias, claro, que eso de tanta mujer desnuda.. O incluso estuve dándole vueltas y hacer lo mismo que Malcon Forbes cuando en 1989 cumplió los 70 años y agasajó a sus 700 invitados con empanadas de pichón, tangine de pollo, 950 encantadores de serpientes, fuegos artificiales y bailes al borde del mar, en una fiesta que termino tres días después y costó más de tres millones de euros. Y cuando ya me había decidido por hacer una mezcla de todo un poco, y tenía apalabrados los aviones privados a Marruecos, el traje de Madame Pompadour, el carro con cien bomberos desnudos, 1.243 encantadores de serpientes y los fuegos artificiales al borde del mar, van y me dicen desde recursos humanos que no, que uno no puede cogerse un par de días libres para celebrar su cumpleaños. Que eso no está en el convenio. Y lo siento, sobre todo por vosotros que estabais todos invitados. Pero ya veis, ni el día de tu cumpleaños se les ablanda una miaja el corazón a este atajo de impresentables explotadores laborales. Luego dicen que tal. En fin, la intención es lo que cuenta ¿no? cumpleaños, vejez
1041. Miércoles, 26 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo primero: "Decir la verdad lo puede hacer cualquier idiota. Para mentir hace falta imaginación" (Álvaro T. 21 años, estudiante)Aunque para la mayoría de nosotros el método mong-nkundo, aquel que detectaba la infidelidad sentando a los niños en las rodillas, resultaba práctico, útil y sobre todo cientificamente impepinable, parece que todavía hay alguno que no termina de ver claro que semejante prueba llegue a tener una validez del 100%. No pasa nada. En estas cuestiones tan delicadas se entiende que existan tiquismiquis emulando a Santo Tomás que quieran más pruebas. Bueno, pues las hay. Y sin alejarnos mucho de tan suspicaz santo... o al menos de sus acólitos. Se trata de las Ordalías, tres sencillas-a-la-par-que-discretas pruebas de tipo ritual -muy de moda durante la Edad Media-, mediante las cuales los acusados de un delito podían probar su inocencia . También eran conocidas como el Juicio de Dios, ya que el veredicto se dejaba en manos de la Divina Providencia. Y aunque valían para cualquier tipo de delitos, eran los de infidelidades, los más demandados. Se constataba que el reo decía la verdad si era capaz de sujetar una barra incandescente sin apenas quemarse, si se dejaba de hundir en el agua hasta el límite de la resistencia humana y si ingería veneno sin intoxicarse. Alguno estará pensando " !pero eso no lo pasa nadie!" Malo, quien así piensa algo esconde. Si eres inocente no tienes nada que temer. A ellas se sometió, por ejemplo, Tetberga, esposa de Lotario II, rey de Loratingia. Tras dos años de matrimonio estéril, el rey se separó para unirse a su concubina Waldrada, que le había dado un hijo. Como Tetberga decidió no concederle el divorcio, Lotario la acusó de incesto. Para demostrar su inocencia, la reina se sometió a las tres pruebas. Las pasó con éxito. ¿Podrías hacer lo mismo con cierta seguridad? Ah, bueno, por eso. infidelidad, pruebas - Y ya (mucho) más en serio.. un poco de humor negro: Ahmadineyad: "En Irán no tenemos homosexuales... ya no, al menos".
(Viñeta inspirada por la conferencia de Ahmadineyad en la Universidad de Columbia, en la que negó que en su país hubiera homosexuales para no responder a una pregunta sobre la pena de muerte contra ellos)
1040. Martes, 25 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo: "La inteligencia es la función que adapta los medios a los fines." (Nicolai Hartmann, 1882 - 1950; filósofo alemán)Dicen las encuestas que ahora la mayoría de las niñas quieren ser top-models. No está mal pensado. Tal y como están las cosas (y viéndolo por el lado práctico) a las madres no les deberían de quedar muchas dudas cuando se planteen si será más provechoso para sus hijas vivir de su cuerpo o de su cerebro. Especialmente de según qué cerebros. Pero deberían de tener cuidado. Creo yo que algo debe de tener esa profesión cuando al cabo de tiempo quien más y quien menos de las que a ella se dedican, acaban padeciendo lo que los médicos denominan síndrome "Madremaríateresadecálcuta" una cruel enfermedad que se manifiesta siempre en la fase de más éxito de su carrera de modelos y en las que éstas resultan aquejadas por un incontrolable impulso de abrazar y fotografiarse con niños hambrientos del Tercer Mundo. Y sin razón aparente. Ponerle a una Barbie de cuerpo un cerebro que ha madurado en la generación Heidi, tiene que dar problemas. Seguro. modelos, sociedad
1039. Lunes, 24 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo noveno: "Nunca conoces realmente a una persona hasta que no has llevado sus zapatos y has caminado con ellos". (Gregory Peck en "Matar a un ruiseñor")Las relaciones a largo plazo ofrecen muchas ventajas: compañía, comodidad, una base segura... pero no son fáciles. Sé que no debería, que me estoy metiendo en un terreno peligroso, que -como siempre me decían en la facultad- no hay enfermedades sino enfermos, y lo que a uno puede curarlo a otro puede matarlo; pero hoy me pongo en plan chicocosmo, me lanzo a la piscina, y me atrevo a escribir de corrido algunas -sólo algunas- de las cien mil cosas que, por experiencia, pudieran o pudiesen ayudar a mantener una relación de pareja más allá de los primeros días de la locura química. Y a pesar de ella. - Si los seis primeros meses están llenos de peleas o de angustias, no sigas: la relación no va a salir bien.
- No te comprometas en serio hasta que no hayáis tenido la primera gran pelea. Por lo menos.
- No permanezcas en una relación sólo porque estás acostumbrado a ella o porque te da miedo encontrarte solo. Nunca funcionan.
- Empieza la relación como quieras que continúe.
- Ayuda mucho tener los mismos gustos y sentido del humor.
- Si al principio no disfrutas haciendo el amor con él y no lo solucionas, no esperes que la situación mejore mucho en el futuro.
- Una relación seria se basa en dos cuestiones básicas: compañerismo y compromiso.
- Debes conservar libertad para seguir siendo tú mismo. No es sano que tengas que variar tu comportamiento o ideas para adaptarse a sus gustos. Ni, por supuesto, al revés.
- Déjale ser como es.
- Si te quiere, estará contigo aunque engordes, no te depiles o te quedes calvo. Si no te quiere, hagas lo que hagas, acabará dejándote.
- Hay que aceptar la realidad: seguirás fijándote en otros hombres. Y cada vez más. Otros hombres se seguirán fijando en ti. Cada vez menos.
- No le exijas que sea perfecto, pero hazle saber que lo es.
- No pongas metas imposibles, ni para ti ni para la relación.
- Dile algo agradable o elogioso todos los días.
- Procura que tu pareja sea también tu mejor amigo.
- Debes poder mostrarte ante él tal como eres.
- Valora sus opiniones aunque no estés de acuerdo con ellas.
- Por muy firme que sea una relación nunca estará completamente a salvo de la infidelidad, los problema económicos, los laborales, el stress... No seas inocente.
- Nunca os pondréis de acuerdo sobre ciertas cuestiones. Hay que aprender a resolverlas negociando para evitar males mayores.
- En toda relación siempre hay sitio para unos poquitos de celos.
- Gustarse es tan importante como amar apasionadamente.
- No te rías del pene de un hombre. Jamás.
- Guarda algunos secretos. Siempre.
- Deja que él también los tenga.
- Respeta su intimidad. Algunas cosas no se cuentan a los amigos.
- Realiza tus propias actividades para mantener tu independencia.
- Sorpréndele de vez en cuando.
- La euforia de los primeros meses se agotará y vendrán periodos de aburrimiento. Un poco de aburrimiento no está mal, pero conviene estar preparados para cuando llegue.
- La espontaneidad cuesta mucho trabajo. Conviene planificarla para que acabe ocurriendo.
- Acostúmbrate a sus tediosas repeticiones de las mismas anécdotas y chistes. Algo que no mejorará con el tiempo.
- Es inevitable que tenga al menos un amigo insoportable.
- Debéis sentiros lo bastante a gusto como para poder permanecer en silencio.
- No permitas que un malentendido degenere en pela. Si algo molesta conviene hablarlo.
- No quieras ganar todas las peleas.
- No te dejes ganar siempre.
- La amabilidad es una cualidad infrecuente, no la infravalores.
- No lances amenazas vanas tipo “si me vuelves a decir eso, me voy de casa” si no te vas a ir de verdad.
- Evitar las indirectas y los comentarios ácidos. Es mejor decir las cosas con claridad.
- En todas las relaciones hay uno que da más y otro que recibe más. Es cuestión de gustos, pero si el desequilibrio es evidente y piensas que él no es capaz de quererte tanto como tú a él, corta por lo sano.
- Una vez que hayas dicho “eres un imbecil”, te será más fácil repetirlo. Cuidado con las palabras.
- No hables mal de su familia en su presencia ni te burles de él delante de sus amigos.
- No suele pasar nada si te olvidas de su santo o de su cumpleaños, pero conviene acordarse siempre del de su madre.
- Su familia ni va a desaparecer ni tan siquiera va a encoger. Aprende a llevarte bien con ellos. Paciencia y práctica.
- Debéis intentar divertiros siempre que estéis juntos.
- Si alguna de sus manías te irritan, díselo cuanto antes.
- Nunca tires a la basura sus camisetas viejas. Tienen un valor sentimental que sólo él entiende.
- Cierra la puerta del cuarto de baño casi siempre.
- Apoya siempre a tu pareja cuando tenga algún conflicto externo y nunca le critiques en mitad de una crisis.
- La infidelidad no tiene por qué ser el fin del mundo.
- Pero es muy dolorosa. Si te ha engañado una vez, es probable que lo repita. Decide. Sólo tú puedes hacerlo.
- Échale mucha paciencia pero exigiendo la misma. Ten siempre claro que el amor no puede con todo. A veces, lo mejor es salir corriendo.
- Nunca hagas demasiado caso de los consejos ajenos. Cada persona es un mundo y nunca habrá dos parejas que sean ni tan siquiera parecidas. Aunque, si uno quiere ser más práctico, lo mejor es pasar de tanto rollo, buenas intenciones y cursiladas varias y quedarse con un solo consejo: usar (casi) siempre el sentido común. Suele valer. Al menos en mi caso es lo que mejor me ha funcionado durante los primeros ventitantos años de la convivencia con un mismo compañero doméstico. Y en esas sigo. pareja, relaciones
1038. Viernes, 21 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo octavo: "La infidelidad es como estar de socio con alguien y robar dinero de la caja". (Fernando Sabino, 1923 - 2004; periodista, escritor y político brasileño)
Habría que empezar definiendo el término "infidelidad" -entre los lozi, por ejemplo, se considera adulterio que un hombre camine por el mismo sendero junto a la esposa de otro- pero, disquisiciones semánticas aparte, parece claro que a (casi) nadie le gusta que le pongan los cuernos. El problema es cómo saber que te los están poniendo. Naturalmente puedes tener sospechas (en internet hay mil y una páginas dedicadas a contar con detalle signos más o menos evidentes) pero existen pocas, muy pocas pruebas que sean capaces de demostrar el asunto con una total e inequívoca fiabilidad. Hoy, en "tantos hombres y tan poco tiempo", una nueva entrega del peluche práctico titulado: " Las rodillas, el peor enemigo de los maridos infieles. Sin duda el método definitivo para saber si te los están poniendo, o no (los cuernos)". Los mong-nkundo, una tribu de esas que por andar en taparrabos todo el día más "problemas" tienen a la hora de controlarse con las propiedades ajenas, someten a los varones de la tribu -justo después de casarse- a una especie de reclusión ritual durante unas cuantas semanas. A partir de aquí están pillados para el resto de su vida. Gracias a la ceremonia, si el varón mong-nkundo comete adulterio antes de ser padre dañará a los hijos que pudiera tener; si lo hace después de ese tiempo, su acto no tendrá consecuencias para su hijo... a menos que lo siente en sus rodillas el mismo día que ha pecado. Huelga decir que las madres insisten en sentar a los hijos en las rodillas de sus maridos todos y cada uno de los días de casadas, y que, gracias a la proverbial suspicacia de la naturaleza femenina, interpretan las negativas como un prueba evidente de que les han sido infieles. Sin duda, toda una versión casera -e infalible- de la maquina de la verdad al servicio de los siempre eternos, indestructibles y sagrados valores tradicionales de la familia. Hasta el lunes. sexo, infidelidad
1037. Jueves, 20 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo séptimo: "Qué parecidos son los gritos de amor y los de los moribundos" (Malcolm Lowry, 1909 - 1957; escritor estadounidense)Después de leer que en Portugal cuatro mujeres fueron engañadas por un hombre, el cual las convenció de que se asomaran al balcón en top-less para que así un moderno sistema de nuevos satélites pudiese practicarles mamografías sin necesidad de salir de sus casas, me pregunto si de verdad soy misógino o, simplemente, realista. Y es que hoy, último día del verano y primero del otoño -el tiempo vuela-, va de venganza. Ayer, sin saber ni cómo ni por qué, me vi yendo de compras con una amiga. Sí, soy gay, pero ni a todos los gayses les gusta ir de compras, ni a todos los que les gusta ir de compras tienen que ser gayses. Y a mi no me gusta ir de compras. Aguantar toda una tarde de tienda en tienda con una mujer es como querer hacer los cien metros lisos en una piscina llena de mermelada. Una mujer puede pasar horas viendo ropa y no tiene ningún problema en probarse veinte pantalones, treinta blusas, doce faldas y sesenta pares de zapatos. Para eso los hombres somos más prácticos, si uno se prueba una talla 38 y queda apretada, pide la 40 y se acabó ¿Volvérselo a probar?, ni pensarlo, es lógico que si una 38 queda apretada la 40 tiene que quedar perfecta. Y cuando ha encontrado algo que, ¡por fin!, le gusta, sale a flote su legendaria desconfianza de género: revisa concienzudamente cada costura, estira al máximo cada botón, pasea por toda la tienda taconeando con los zapatos varias veces y, aunque ya se ha decidido, tiene todavía que pasarse unas cuantas horas delante del espejo con el vestido dentro de la percha pegado a su cuerpo. ¿Se lo van a poner luego con el gancho? Claro que, ahora que lo pienso, puede ser ese sentido práctico que desplegamos los hombres, la explicación más verosímil ante esa estadística que dice que, el 98% de los hombres tienen zapatos que les estrujan los pies, camisas con el cuello a punto de cortarles la respiración o pantalones comprimiéndoles hasta el sobaco. Tiene su lógica. misoginia, compras
1036. Miércoles, 19 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo sexto: "Con un poder absoluto hasta a un burro le resulta fácil gobernar". (Lord Acton, 1834 - 1902, historiador inglés)Ya que estar en el trabajo -como castigo divino que es- resulta inevitable, intentemos que sea lo menos malo posible. Hoy en peluche práctico, algunas ideas con las que impresionar al jefe y así no tener que pegar un palo al agua. - Primer punto: desnudarse en su despacho (y cuando esté él). Una regla que sólo sirve si el jefe es hetero y tu tienes 18 años, dos pechos de una talla considerable (cada uno de ellos) y te llamas Vanessa (el último requisito es opcional). Como -por suerte o por desgracia- no suele ser éste el caso del común de los mortales, casi mejor pasamos directamente al segundo. - Segundo punto: ser condescendiente. Según Robert Green y Joost Elfers, autores del libro Las 48 leyes del poder, la regla de oro que todos debemos de seguir es: nunca eclipses al amo. Según su teoría, jamás se deben desplegar todos los talentos propios pues se puede acabar logrando lo contrario de lo buscado y terminar por inspirar miedo y desconfianza. Conclusión: hay que hacerse pasar por tonto y te convertirás en el inútil oficial ... con el consiguiente resultado a efectos de trabajo. - Tercer punto: dile cosas que parezcan importantes. Un consejo que parece estar en contraposición con el anterior, pero no hay verdades absolutas y cada jefe es un mundo. Así, si el apartado anterior no funciona, será conveniente aplicar la estrategia contraria. Hacerse el enterado introduciendo palabras que suenen modernas pero que sean completamente desconocidas para él como share, spin, brain stornimg, cunilingus, fistfucking o coitus interruptus. Acabará sintiéndose tan epatado que pensará que estás en un nivel muy superior al suyo, así que acabará huyendo de nuestra presencia y nos dejará libertad para hacer lo que queramos, osea nada, que es justo de lo que se trata. - Y cuarto punto (pero no menos importante): rodéate de amigos influyentes. No hay nada como ser amigo del superior del jefe, de la hija del jefe, del jefe de la competencia, de la mujer del jefe o -sobre todo- de la amante del jefe para no hacer nada o, mejor aún, para que te asciendan a un sitio en el que no tengas que hacer nada. Es verdad que para llevar a cabo alguno de ellos va a ser necesario que trabajemos -intentar parecer más tontos que ellos requiere, en la mayoría de los casos un considerable esfuerzo-, pero hay que aguantarse. Una vez puestos en marcha convenientemente, el resultado final -llegar a la jubilación sin dar un palo al agua- compensará todos nuestros sacrificios. trabajo, vago
1035. Martes, 18 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo quinto: "De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero". (Benjamín Franklin, 1706 - 1790, político, científico e inventor estadounidense)
Bien. Está claro. Ahora ya sabemos lo que cuesta que seamos felices. Y que yo sepa, que seamos felices es lo que desean los que mandan para todos nosotros ¿no? Pues ya no tienen disculpa. Que dejen de darnos la tabarra con milongas de quesos robados, suerte que no existe porque la llevas tú dentro y de que si quieres puedes... y que se pongan manos a la obra. Ya. No necesitamos autoyudas para ser felices, necesitamos 3.640.000 euros. Mínimo. Y son ellos los que tienen la máquina.
dinero, felicidad
1034. Lunes, 17 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo cuarto: "Estar aburrido es la forma más fácil de pasar el tiempo, y la más larga" (Delfín P. 56 años, farero)La vagancia, mi estado natural, suele ir casi siempre acompañada de uno de los peores pecados que, según parece, se pueden cometer hoy en día: el de aburrirse. Ser acusado en público de aburrirse es peor que ser sospechoso de robar la caja de una sociedad protectora de animales o decir que los topillos te producen ternura. Aburrirse es pecado, no hay derecho, es deprimente. Y es justo ahí donde me sale el peluche reivindicativo. Quiero reclamar el aburrimiento. Vivimos en una sociedad que ha hecho del aburrimiento su nuevo enemigo. Nos dicen que hay que hacer esto y aquello sin parar, y quienes nos aburrimos y lo confesamos somos considerados, además de aburridos, locos o asociales: no sentimos curiosidad por nada, vivimos en la inopia, o, por qué no decirlo, somos directamente idiotas por perder el tiempo de esa manera. Peor para ellos. El aburrimiento, en lugar del infierno que se empeñan que sea, es una herramienta fundamental para descubrir quiénes somos. Quien sabe aburrirse es lo suficientemente valiente como para enfrentarse a sí mismo. El aburrimiento, en dosis controladas, es un lujo. Y yo no estoy dispuesto a perdérmelo. Aprovechando el lunes, sesión intensiva. aburrirse, lunes
1033. Viernes, 14 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo tercero: "Los hombres en sus cuarentas son como los crucigramas del New York Times: tramposos, complicados y tu nunca sabes si tienes la respuesta correcta". (Carrie Bradshaw, Sexo en Nueva York)
En cuestiones sexuales, pocas cosas salen tan caras como estar enganchado al sexo oral. Te cobran por hacértelo con una máquina y ni te enteras. No soy un experto en el tema, pero no sé dónde he leído -o posiblemente me lo habrán contado- que la mayoría de las líneas eróticas no permiten mantener un dialogo, sobre todo porque lo que sueles escuchar es una grabación; aunque tambien dicen que hay sitios -algo más caros- en los que al otro lado de la línea tienes a tu disposición un locutor de carne y hueso, actores capaces de interpretar cualquier papel que el cliente les pida, y por el que cobran casi dos mil euros al mes por sus cuatro horas de trabajo diario. Una miseria si lo comparamos con lo que ganan los dueños de las empresas, las más boyantes de estas centralitas dicen recibir (sólo en España), 18.000 llamadas diarias (entre 15 y 50 euros cada diez minutos), por las que obtienen unas ganancias mensuales de más de ciento veinte mil euros. Un negocio redondo incluso después de haber pagado a las compañías telefónicas por el soporte un tercio de las ganancias. Por cierto que la próxima vez que hagan encuestas sobre los hábitos sexuales de los españoles, debería de preguntar a estos empleados, sin duda unos verdaderos expertos en el asunto. En otros países ya lo hacen y según los últimos datos, los que menos tiempo tardan en llegar al orgasmo (eso que se ahorran) resultan ser los italianos: 8 minutos, entre dos y cuatro menos de lo que tardan los estadounidenses en llegar a la culminación de su sexo oral. Y ya que estaban entrevistándoles, hasta les preguntaron las fantasías más solicitadas por sus clientes (principalmente hombres): - Dominación con mujeres: 37% - Colegialas: 23 % - Sexo anal con mujeres: 15% - Sexo con dos chicas: 9% - Travestismo: 5% - Sexo con mujeres mayores: 4% - Orgías: 3% - Sexo con lesbianas: 2% Algo que no viene más que a demostrar -otra vez- la clase de pervertidos que usan estas líneas. ¡No es ni medianamente lógico que fantaseen con mujeres estando los hombres como están! Hasta el lunes. sexo, oral
1032. Jueves, 13 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo segundo: "A una vaca u oveja muerta sobre un prado se la considera carroña. El mismo cadáver en una carnicería se verá como comida." (John Harvey Kellogg, 1852 - 1943; médico estadounidense)
Me han regalado un libro titulado " Miscelánea Médica Esencial". Prefiero que me regalen billetes de 500 euros peeeeeeero, a caballo regalado no le mires el diente. Antes de que le toque cumplir su función -otros esperan-, le echo un pequeño vistazo por encima. Leo: "... los desayunos de cereales de maíz tostados fueron inventados en 1906 por el cirujano John Kellogg para reducir el deseo sexual durante la jornada de todos aquellos que los comieran." ¿Alguno -o algunos-se empiezan a explicar ahora alguna -o algunas- cosas? No, si por algo por aquí siempre hemos sido más de churros. Y que nos duren.
salud, líbido
1031. Miércoles, 12 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo primero: "¿Por qué existe la estadística como ciencia si todos sabemos que las posibilidades de que ocurra cualquier cosa es siempre del 50%: o sucede o no sucede"? (Juan T., 59 años, montador de castillos pirotécnicos)
Todavía me acuerdo (y mira que hace) de la definición que aprendí de lo que era un kilo: justo lo que pesaba una barra de platino que tenían guardada unos señores franceses en París. Era una más de las muchas tonterías que nos hacían aprender (¿alguien normal ha usado alguna vez en su vida un logaritmo neperiano, ha tenido que decirle a algún inglés que " su sastre es rico" o se ha encontrado -entre tantas y tantas incógnitas que uno tiene que despejar cada día- haciéndolo con una ecuación de segundo grado? ) Sin embargo, aquello del kilo tenía su encanto, sobre todo porque era de las pocas cosas que aprendías y luego podías aplicar a tu vida diaria. Saber que cada vez que te mandaba a comprar el chopped (el de conaceitunas estaba bueno, pero bueno, bueno), te iban a dar más o menos en función de lo que aquel día pesara una barra de platino que tenían unos señores franceses guardada, no dejaba de ser algo que se salía de lo normal para los que, además de ser de provincias, vivíamos en sus extrarradios (y justito, justito, al lado del cementerio). Con el tiempo -uno va creciendo y empieza a plantearse sus dudas existenciales- empecé a entenderlo mejor. Eran necesarios unos patrones precisos para que en todos los lados un kilo pesara un kilo, evitando así que a algún país se le ocurriera instaurar alguna ley diciendo que en su territorio un kilo pesaría 2.000 gramos... y a las tres horas tuviera que cerrar sus fronteras ante la avalancha de gente ávida de rebajar su peso a la mitad a cambio de un simple sello en el pasaporte. Aunque me he quedado yo pensando que tal y como está la competencia en el sector del turismo y vista la cantidad de gordos capaces de hacer cualquier cosa por ver bajar su peso, no entiendo cómo ningún país se ha puesto manos a la obra con el tema. Yo, por de pronto, dejo aquí la idea por si alguno quiere ponerla en práctica. Y sólo a cambio de la voluntad (ya sé que es triste pedir... pero más triste es robar). adelgazar, ideas
1030. Martes, 11 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo trigésimo: "Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema" (Winston Churchill, 1874-1965, político británico)De casualidad en una revista (el aburrimiento es muy malo) me encuentro descifrado uno de los secretos mejor guardados del universo femenino: la traducción a esa tópica respuesta que la mayoría de mujeres dan cuando les preguntan cómo tiene que ser su hombre ideal. Una pregunta a la que suelen contestar casi todas lo mismo: que tenga buen carácter, que sea inteligente, divertido y buena persona. Y si les aprietas mucho las tuercas, añaden que el físico les da igual y el dinero que tengan, también. Están mintiendo. Según la revista, -autodeclarada femenina para más señas- (y no según yo, analfabeto funcional de tan ininteligible mundo), lo que la mayoría de las mujeres están diciendo con su contestación no es lo que afirman sino algo bastante más complejo. Para la mayoría su hombre ideal es: ".. un hombre que te mire como si estuviera ante una mujer tan mujer que ya jamás podrá mirar, lo que se dice mirar a ninguna otra, y es más, ninguna otra melena, culo, boca, manos, cintura, será ya objeto de su atención, ni siquiera en situaciones de máximo riesgo. Pero, desde luego, no es sólo cómo te mira, es lo que te dice cada mañana al despertar, porque ya nunca jamás te despiertas de mal humor, con pesadillas o jaquecas, sino dispuesta a recrearte en su voz y desperezarte vivaracha para correr a apoyar la cabeza en su hombro; entonces él susurra cada, cada, cada mañana las palabras de amor más encantadoras. Y nunca se repite, siempre es original, coherente, masculino, apropiado, cariñoso y divertido. Te lee los silencios y adivina siempre, siempre, siempre lo que te ocurre. Allí está él para aliviar la carga de la incomprensión o la contrariedad. Él es tu vitamina C y tu psiquiatra. Tu más perfecta fantasía erótica y el rey del bricolage. Tu futurólogo y el mecenas que impulsará tu vena creativa. Por supuesto, nunca ve el fútbol, lo abomina. Sus amigos son joyas de la humanidad, en el buen sentido: te traen flores, perfumes de Nueva York, y se van siempre cuando a ti te apetece. Entonces, él te arrastra pero suavemente, sobre la alfombra, hasta el reino del mucho sexo con mucho amor, y agotas los sentidos. Jamás duerme después de, los conciertos con bis dejan mejor sabor para emprender un paseo bajo las primeras estrellas, o una lectura reposada con un poco de jazz; Chet Backer, por ejemplo. El anochecer acompaña al humo de los secretos. Él escucha lo más íntimo de ti para compartirlo de veras, llegar a lo más profundo de tu identidad, y, lejos de utilizarlo o decepcionarte, crece su amor. De compromiso te habla cada día, pero muy fluido, sale sin preverlo, y para corroborarlo ahí están los pequeños detalles, a veces un "post-it" con un mensaje en el espejo del baño; otras esas gafas de sol que te hacían tanta gracia..."
Teniendo en cuenta que para la mayoría de los hombres, en cambio, la mujer ideal es aquella que esté buena, que sea dócil y obediente, que piense en ellos las 24 horas, incluso cuando duerme, y que nunca olvide que él es dios, no me extraña que el asunto de las separaciones y de los divorcios ande como anda. ¿Cuándo se van a dar cuenta de que la asociación entre hombres y mujeres es algo completamente antinatural? Y sobre todo, ¿cuántas pruebas más harán falta para comprender el error de seguir manteniendo como lógico tan artificial -y absurdo- sistema? Luego dicen que pasan cosas.
1029. Lunes, 10 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo noveno: "Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema" (Winston Churchill, 1874-1965, político británico)
No acabo de comprender la mala prensa que tienen las cucarachas. No muerden, no huelen, no hacen ruido, no te abren la nevera para comerse todo lo que encuentren en ella y ni tan siquiera tienes que ponerles buena cara mientras te obligan a escuchar las últimas noticias de un amigo de otro amigo de no sé quien que se casa el mes que viene en un pueblo de Albacete. ¡Y por la iglesia! ¡Él, con lo que ha sido! Ojalá todas las visitas de familiares, amigos, conocidos o mediopensionistas molestaran la décima parte que las cucarachas. Y encima con ellos no puedes usar el Baygon.
1028. Viernes, 7 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo octavo: "Mi horóscopo dice que hoy conoceré a alguien grande".(Jessica Lange en la película King Kong)En cuestiones de sexo cada maestrillo tiene su librillo. Nadie sabe mejor los gustos y disgustos a desarrollar mientras se realiza tan agradable tarea que los participantes en la misma. De todas formas, nunca está de más echar un vistazo a alguna de las infinitas películas que existen sobre el tema, aunque sólo sea para coger alguna que otra idea de esas que -más tarde que pronto- uno podría llegar a poner en práctica. Pues estaba yo ensimismado con tan educativa labor, cuando en una de las escenas de la película (cuyo título era algo así como El indecente ladrón y su rabo juguetón, aunque no suelo quedarme mucho con los créditos..) sus dos protagonistas (tampoco me quedo yo mucho son sus nombres..) se subían encima de una lavadora y, aprovechado que debía de estar puesta en un programa para ropa no delicada de color y con el doble centrífugado a punto de empezar, beneficiarse de las mil revoluciones por minuto de la maquinita hasta dejar los azulejos de la cocina, entre otras cosas, completamente perdidos. Yo algo ya había oído del asunto, pero claro no es lo mismo que te lo cuenten por ahí a que unos señores expertos en la materia te hagan la demostración práctica, mostrándote, además, absolutamente todo. En estos casos la profesionalidad es muy importante. Bueno, a ver, que me estoy dispersando. Lo que yo quería hoy era protestar. Primero porque la lavadora de mí casa está empotrada. Un problema del que, es verdad, nadie tiene la culpa y que, no obstante, se podría solucionar de una forma relativamente fácil, bien echando un poquito de agua en los baldosines para que se deslice mejor sobre ellos y salga poco a poco, o (y si se puede elegiremos esta segunda opción, sin duda la mejor) eligiendo para el experimento a un cachas que te la saque (la lavadora). Pero por lo que de verdad quiero protestar es por la manía que les ha entrado a todos los fabricantes de estos trastos por subirles las revoluciones -algo que en principio nos beneficia- pero quitándoles lo que es, sin duda, el meollo de la cuestión aquí: sus vibraciones. ¡Pero si hasta presumen de que un niño puede quedarse dormido encima de una de ellas mientras centrifuga! Así no hay manera. De todas formas espero que alguno por aquí aún tenga una lavadora como dios manda y pueda escribirme unas letras contándome si la cosa merece, o no, la pena. Y ya de paso darles un toque de atención a los que hacen este tipo de películas para que se pongan las pilas y actualicen un poco sus herramientas. El cine, como cultura que es, tiene que ser también útil. Hasta el lunes.
1027. Jueves, 6 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo séptimo: "Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible". (Charles-Maurice Talleyrand Périgord, 1754-1838; diplomático y estadista francés)
El otro día leí una encuesta patrocinada por una empresa de desodorantes. Decía que un 57% de los varones españoles espera a que sean ellas las que den el primer paso. Mojigatas, temblad... ¡Uno de cada dos hombres no os hablará nunca! Me lo creeré. Uno, después de tantos años retirado del mercado sólo puede hablar por lo que otros le cuentan. Pero pregunto. Y casi todos coinciden: en el mundo hetero ligar, lo que se dice ligar, más bien poco. Al menos la mayoría. Yo creo que es cuestión de expectativas. Demasiado exageradas. Tanto cine no puede ser bueno. ¿Pero es que nadie se ha dado cuenta de que en el cine ligar es muy fácil? Una vida vacía, deprimente; un paseo por el parque, la cabeza gacha... Y ahí está, la media naranja: es dulce, interesante... fiel... Él la mira, ella lo mira y ¡zas!, beso y boda. Menuda gilipollez. En la vida real, cuando todo te va mal, de mirarte alguien, te mira un tuerto ¿Y cómo puedes contarle a alguien en ese estado que tu vida es un asco, que tienes un trabajo de mierda, una hipoteca hasta el dosmilcientotreintayseis y que has engordado tres kilos en el último trimestre y subiendo? Y es que ligar así es muy difícil. Pero no nos engañemos, a partir de cierta edad ligar, lo que se dice ligar en el extraño mundo hetero, es difícil siempre. También cuando están en racha. Me dicen que casi todos cumplen escrupulosamente una misma rutina cada vez que se deciden. Se arreglan como si fueran a hacer la primera comunión, salen, se pegan a la barra, se toman algo.. y se van a casa. Acaban enchufados a la teletienda porque ésos del abdominazer son los únicos cuerpos que verán esa noche. También cabe la remota posibilidad de que todo lo anterior no sea más que un cuento urdido con el único fin de desanimarme (¿miedo a la competencia?) por si alguna vez - dios no lo quiera- me da por intentar asomarme a tan desconocido universo. Que se queden tranquilos. Todavía no conozco a nadie que haya abandonado completamente la costumbre de yacer -y retozar- con varones para dedicarse sólo a conocer bíblicamente mujeres. En cambio, los que realizan el camino contrario son legión. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
1026. Miércoles, 5 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo sexto: "Los regalos inútiles son los únicos que parecen regalos, por eso los niños siempre prefieren las tonterías a los regalos caros" (Jacinto Benavente, 1866 - 1954 dramaturgo y director, guionista y productor de cine español)Mes de cumpleaños, empieza los interrogatorios. La misma pregunta de todos los años, la misma respuesta de todos los años y la misma frase para cerrar la conversación de todos los años: ¡es que no hay forma de regalarte nada!Sé que es muy feo no ser agradecido a los regalos que le hacen a uno; aunque no sean acertados, hay que agradecer la intención. Eso es lo que me enseñaron de pequeño y es lo que he procurado mantener. Pero empiezo a estar harto de que me regalen cosas inútiles De todas formas, reconozco que nunca he sido fácil para regalarme. Y cada vez peor. Sirva de disculpa que he llegado a una edad en que tienes todo lo que necesitas -y además necesitas menos que a otras edades- y por eso mismo es más difícil acertar. No fumo, no bebo, no sé conducir, no me gustan las plumas (las que escriben), aún me quedan cinco botes de Farenheit (de la media docena que cayeron estas navidades) y todavía tengo el móvil de tercera mano, aquel que iba a tirar - por antiguo- mi sobrino cuando le compraron uno con pantallita a color. Difícil, muy difícil, lo sé, y más cuando a todo el mundo que me pregunta le digo que no se molesten, que el único regalo que me gustaría desenvolver para pasarme la tarde jugando con él, sólo lo venden a escala. Y claro, no es lo mismo jugar con bomberos de plástico -por muy pintados a mano que estén o muy de Lladró que sean- que con los del cuerpo original. Y ya si entramos en las cuestiones de las mangueras, mejor ni hablamos.
|