Capítulo Noningentésimo octavo: "Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras no se enamore de ella" (John Waters, 1946, cineasta estadounidense)Es verdad que nos hacían aprender de memoria (de "
carrerilla" lo llamábamos), la lista de las
preposiciones (a, ante, bajo, cabe con...), la tabla completa de
multiplicar (aunque
la del 9 se resistía en
plan galo), los límites de
España por sus cuatro puntos cardinales (sí, en aquellos tiempos sólo eran
cuatro), la fórmula del
cloruro sódico, la declinación completa del
rosa-rosae, la
tabla periódica de
elementos (con sus
tierras raras incluidas) y hasta el
diez cañones por banda viento en popa a toda vela no corta el mar... Pero los de mi generación no llegamos, por suerte, a tenernos que aprender la lista de los
reyes godos. 33. Uno tras otro.
Y hubiera tenido su gracia. No recitar sus nombres en plan
papagayo. Tampoco era eso. Pero si en vez de tener que memorizar una rista de nombres absurdos, nos hubieran contado algunas de las miles de historias que sucedieron por aquella época, seguro que hubieran conseguido lo que pretendían y casi nunca consiguieron: que aprendiéramos.
33 fueron los monarcas visigodos que gobernaron
Hispania pero pocos, muy pocos, consiguieron acabar su mandato con éxito. La cosa ya empezó mal. El primero de la saga,
Ataúlfo, a los cinco años de comenzar su reinado y en un mes de agosto que se encontraba inspeccionando las cuadras del palacio en
Barcino en Barcelona, uno de sus sirvientes llamado
Dubuis, le asestó varias puñaladas. Se murió.
El principal beneficiario por aquella muerte fue
Sigerico, quien nada más ocupar el trono se puso a hacer una
limpieza general. En los siete días que duró su mandanto, ordenó ejecutar a los seis hijos de
Ataúlfo mientras intentaba
devolver a
Gala Placida, mujer del rey apuñalado y
princesa romana con posibles, a cambio de un suculento rescate. Por suerte para ella (y para algunos más), uno de los hermanos de
Ataúlfo,
Walia, antes de ser ejecutado consiguió derrocar a
Sigerico dándole el mismo fin que había tenido el primer jefe visigodo.
Vamos, que hay películas con bastante menos argumento capaces de mantener dos horas en tensión a cualquier
yogurín smsadicto. Y encima pagando por aguantarla. ¿Por qué no prueban
los señores que enseñan a hacerlo de una forma más entretenida? Es sólo una idea, pero a lo mejor se sorprendían de los resultados.