Capítulo Octingentésimo octogésimo octavo: "El dinero es como las mujeres: para conservarlo hay que ocuparse de él, o hará la felicidad de otros" (Édouard Bourdet, 1887-1945, dramaturgo francés)El hecho de que aquí,
el peluche, necesite un mínimo de nueve/diez horas cada día para poder ser "
persona" no podía ser sólo cosa de mi habitual vagancia. Ni mucho menos. Tenía que haber alguna razón lógica y natural. La he encontrado.
Los mamíferos, en los que por aquello de las clasificaciones científicas me incluyen, necesitan más horas de sueño cuanto más pequeños son.
Los datos dejan pocas dudas: a una jirafa le bastará con dos al día para cubrir el "
cupo" de horas necesarias de sueño, mientras que una ardilla no podrá pasarse menos de 14 durmiendo.
Es cuestión de tamaño: una rata duerme 13 horas mientras que a un caballo le basta con 3; una foca necesitará 6 mientras un perro o un delfín van a necesitar no menos de 10.
Y así todos. A menor tamaño, mayor número de horas de sueño necesarias.
Por lo tanto, y teniendo en cuenta lo
funcional que soy ("
recogidito" que decía mi abuela), con un componente "
volumétrico" bastante más cercano al de una ardilla que al de una jirafa, está claro que mi afición a dormir no es más que el desarrollo natural y lógico de la naturaleza. Habría que dejarla seguir su curso sin tantas interferencias. Por cierto, esta semana mi naturaleza está más vaga que de costumbre. No la forcemos.