Capítulo Octingentésimo septuagésimo octavo: "El amor gusta más que el matrimonio, de la misma manera que las novelas son más divertidas que la historia" (Nicolas de Chamfort, 1741-1749, escritor)Siempre había pensado que la frase
de toda la vida era "
encima de cornudos, apaleados", haciendo alusión a aquella curiosa costumbre castellana de la época de Cervantes en la que, cada cierto tiempo, los cornudos consentidores desfilaban por las calles principales del pueblo o de la ciudad. Lo hacían desnudos de cintura para arriba, con sus esposas azotándoles la espalda con ristra de ajos.
Sin embargo, la frase original -que dice exactamente "
tras de cornudo, apaleado, y ambos, satisfechos"- poco parece tener que ver con la historia de los desfiles, sobre todo porque no creo yo que los
consentidores se quedarán "
satisfechos", (al menos la mayoría) tal y como afirma el refrán, después de ser azotados en mitad del pueblo con unos ajos.
He buscado (con tal de no trabajar cualquier cosa) un posible origen de esta versión "
extendida" y he descubierto que tampoco desmerece como historia.
"El ama dijo al criado que, en durmiéndose el marido, se fuese a ella tras la cama. Llegó el mozo y, teniéndole asido por la mano, despertó el marido y le dijo que el mozo la había requerido y que ella se citó con él en el corral, que él vistiese las ropas de ella y le fuese a esperar y le castigase.
Fue el pobre hombre engañado... y estuvo esperando abajo.
Enterminando, el mozo bajó con un garrote y haciéndose el leal, apaleó al amo como si fuera el ama, diciendo: Bellaca; ¿a mi señor había yo de hacer tal agravio, ni vos traición? Y se fue.
El amo quedó así apaleado, burlado, pero muy satisfecho de la fidelidad de su mujer y de la de su mozo.
Vamos que
ojos que no ven corazón que no siente. Por seguir con el refranero.