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863. Viernes, 17 noviembre, 2006

 
Capítulo Octingentésimo sexagésimo tercero: "Las conjunciones opinan, y con razón, que las conjunciones copulativas son unas degeneradas". (Jaume Perich Escala, 1940-1995, humorista español)

Publica una revista que tenía yo por científica, la Biological Psychology, un estudio de unos investigadores de la Universidad de Alberta dirigidos por un tal Peter Hurd, en el que relacionan directamente la longitud de los dedos de las manos de los hombres con la violencia que éste ejercerá a lo largo de su vida.

Según los autores, cuanto más corto es el dedo índice masculino con respecto al anular, más alta será la concentración de testosterona prenatal, un aumento que causará que la persona muestre mayor agresividad física (sólo física, no verbal) a lo largo de su vida. Pues vale.

Uno, que ya está curado de espantos, lee periódicamente este tipo de estudios aunque sólo sirvan para justificar de forma científica el rato que te pasas después mirándote las manos. No hace mucho leí otro que habían realizó un equipo dirigido por un tal Mark Brosnan entre profesores del Reino Unido de la Gran Bretaña, en el que relacionaban la simetría o asimetría de los dedos anular e índice con las asignaturas que impartían: los que tenían el índice igual de largo que el anular solían impartir matemáticas o física, mientras que los que tenían el anular más largo tendían a enseñar psicología o educación.

El estudio también descubrió que los profesores con los dedos anular e índice más semejantes tenían menos hijos. Además una investigación anterior del mismo equipo había encontrado que cuanta menos diferencia exista entre índice y anular, mejores notas se obtienen en los exámenes.

Y ya que estamos a viernes y tocaría como (casi) siempre sexo (hablar de), no podría faltar un informe que vinculara la longitud de los dedos con la del pene. Un señor, Evangelos Spyropoulus, del Hospital Naval de Atenas, se propuso demostrar que era completamente falsa aquella teoría, muy extendida en su país, que relacionaba la longitud de tan preciado órgano con la del pie. Y comprobó que tenía razón, la relación pene-pie era totalmente infundada, pero no tuvo más remedio que admitir otra conclusión que no le gustó tanto: con la que si parece guardar cierta relación, sólo cierta, la medida del órgano masculino, es con la del dedo índice.

Ahora ya sabemos donde mirar. Hasta el lunes.