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853. Viernes, 3 Noviembre, 2006

 
Capítulo Octingentésimo quincuagésimo tercero: "El número ideal de comensales para una buena cena es dos... yo y un buen camarero" (Nubar Gulbenkia, 1896 - 1972, industrial y filántropo británico)

Si hoy es viernes, toca sexo (hablar de) con otra gran exclusiva de "tantos hombres y tan poco tiempo". Basándonos en el muy científico método de la observación animal, descubrimos dos de las técnicas usadas por la madre naturaleza para que los padres se garanticen, (dentro del evidente margen de error que siempre existirá tal y como están organizadas técnicamente estas cosas de la paternidad) un mínimo de seguridad a la hora de saber que sus hijos son, efectivamente, sus hijos.

Primero: el que usan los machos de la marta común (un mamífero trepador que vive en Europa, América y Asia): para garantizarse la paternidad prolongan la cópula durante más de ocho horas.

Segundo, el que usan los machos jerbos (los parientes pobres de los hámster), penetrando a la hembra jerba más de doscientas veces en menos de dos horas para evitar que ella se aparee con otros machos.

Digo yo que si se juntan ambos métodos (y cualquiera de los dos practicados de mutuo acuerdo, por supuesto, son bastante tentadores, cansados pero tentadores) el resultado debería de ser mucho mejor ¿no? Disfrutas tú, haces disfrutar a la pareja y encima te quedas moderadamente tranquilo. ¿Se puede pedir más? Por probar... Hasta el lunes.