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767. Lunes, 29 mayo, 2006

 
Capítulo Septingentésimo sexagésimo séptimo: "No hay mayor frustración que saberse todas las respuestas y que nadie te haga una pregunta". (Henry Wadsworth Longfellow, 1807-1882, poeta estadounidense)

Aprovechando el lunes -en un 99,92% sinónimo de sueño- en vez de ponerme a divagar tonterías, va una historia de las que circulan por ahí.
Cierto día, una señora se presentó en el banco llevando un bolso con una enorme cantidad de dinero insistiendo en hablar con el director de la sucursal. Informado el responsable de la oficina, éste sintió curiosidad por saber de dónde había sacado tanto dinero y salió a atenderla personalmente.

- "Señora, me sorprende que lleve tanto dinero encima, de dónde lo ha sacado? La señora contestó: - "hago apuestas".

- "¿Apuestas?", - preguntó el director cada vez más interesado "- ¿Qué tipo de apuestas?

En la cara de la señora se dibujó una sonrisa y contestó rápidamente:

- "Bueno, por ejemplo, le apuesto a usted 3.000 euros a que sus cojones son cuadrados"

El director de la sucursal soltó una carcajada y le respondió: - "Esa es una apuesta estúpida. Usted nunca podrá ganar una apuesta de este tipo".
La señora, cada vez más tranquila, lo desafió. "- Bueno, entonces, ¿estará usted dispuesto entonces a aceptar mi apuesta?

"- Por supuesto", - respondió el director. - "Le apuesto 3.000 euros a que mis cojones no son cuadrados".

La señora le extendió la mano y le dijo "- De acuerdo, pero como hay mucho dinero en juego, ¿puedo venir mañana a las 10:00 horas con mi abogado para que haga de testigo?"

- "Naturalmente" respondió el confiado director.

Aquella noche el responsable de la oficina a pesar de estar seguro de su triunfo, estaba muy nervioso por la apuesta que había hecho y se pasó buena parte de la misma mirándose en el espejo, volviéndose de un lado a otro una y otra vez. Después de varios y muy rigurosos exámenes quedó absolutamente convencido: sus testículos no eran cuadrados y, por tanto, ganaría la apuesta.

A la mañana siguiente a las 10 en punto, la señora apareció con su abogado en la oficina del director. Después de las oportunas presentaciones y de volver a concretar los términos de la apuesta : ganaría 3.000 euros si los testículos del director eran cuadrados, le pidió al mismo que se bajara los pantalones para que todos pudieran saber si había ganado o no.

El señor director se los bajo, la señora se acercó muy despacio, miro sus testículos detenidamente y sin perder la calma le preguntó al director si podía tocarlos.

- "Por supuesto", - le respondió, - "3.000 euros es mucho dinero y es normal que quiera estar completamente segura".

Entonces fue cuando el director se percató como el abogado empezaba a darse cabezazos contra una de las columnas del despacho. Extrañado por aquel comportamiento le preguntó a la señora: - "¿Qué le pasa a su abogado?"

A lo que ella, sin perder en ningún momento la sonrisa de su cara contestó:

- "No se preocupe, no es nada, sólo que he apostado con él 6.000 euros a que hoy a las 10 en punto tendría las bolas del director de esta oficina en mis manos."
Voy a ver si puedo echarme una cabezadita antes de la hora del café... Duros son los lunes, de verdad..