Capítulo Septingentésimo trigésimo octavo: "Ser liberal exige entender las razones de otros pero no sus eructos" (Manuel Alcántara, 1928, escritor español)Uno, viejo (perdón, quería decir "
persona mayor") recuerda que en sus tiempos jóvenes los
indigentes eran pobres; los
invidentes: ciegos; los
enfermos-mentales: locos; los
mancos: lisiados; los
individuos-con-obesidad mórbida: gordos; las
personas-bajitas: enanos; los
centros-de-acogida: orfanatos; las
residencias-para-mayores (o
geriátricos si son privados y caros): asilos; los
tanatorios: mortuorios; los
internos: presos; los
funcionarios-de prisiones: carceleros; los operarios-de-la-limpieza: basureros; los
empleados-de-fincas-urbanas: porteros; los centros-de-residuos-orgánicos: vertederos; un
tratamiento-agresivo: quimioterapia o
una-larga-y-penosa-enfermedad era, simplemente, cáncer. Así hasta el infinito y más allá.
Naturalmente ni los ciegos han visto mejor por ser "
invidentes", ni los locos han dejado de estar menos locos por ser
enfermos-mentales ni, por supuesto, los pobres han acabando teniendo más dinero desde que empezaron a llamarse
indigentes. Pero uno intenta adaptarse al lenguaje de los tiempos y suele caer en la trampa. Sin embargo hay cosas que no acabo de entender. Resulta que no se le puede llamar "
moro" a un moro o "
gitano" a un gitano cuando los moros y los gitanos no sólo se llaman así a sí mismos, sino que encima están orgullosos de serlo.
Posiblemente muchos de los que buscan no ser tachados de racistas o de homófobos usando a todas horas la corrección política en el lenguaje deberían ejercitar más la corrección política en sus ideas y, sobre todo, en sus acciones.
Por cierto, a mi llamar "
gay" a un maricón siempre me ha parecido una
mariconada. Y mañana hablaremos se sexo.. y del práctico. Prometido.