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667. Jueves, 15 diciembre 2005

 
Capítulo Sexcentésimo sexagésimo séptimo: ¿No es usted la Srta. Smith, hija del banquero multimillonario Smith? ¿No? Perdone, por un momento pensé que me había enamorado de usted. (Groucho Marx, 1890 - 1977, humorista estadounidense)

Lo dice uno de los grandes genios del pensamiento creativo moderno, Michael Michalko (y si no lo es todavía ya lo será, -se lo ha ganado a pulso-) cuando expone en su libro Thinker Toys (Gestión 2000, 368 páginas, 20,95 euros -con su iva y todo-) la irrefutable "teoría de la incubación": "para tener ideas lo mejor es echarse a dormir"

Una idea que tampoco es precisamente nueva. Ya hace muchos años que un físico muy conocido (al menos entre los físicos mundiales) expuso un hecho evidente: todos los grandes descubrimientos científicos han sido conseguidos en alguna de las tres "bes": bus, bed, o bath.

O lo que es lo mismo, en el autobús, en la cama o en el baño.

Haciendo notar que ninguno, al menos "ninguno" que fuera importante para el desarrollo de la humanidad, fue concibió en un lugar de trabajo.

El ejemplo más clásico: Arquímedes cuando solucionó aquel problema para determinar la pureza del oro y acabó formulando su famoso principio. ¿Dónde?, pues precisamente en la bañera, cuando andaba refrescándose para intentar relajarse y olvidarse del problema.

Y no es el único, William Carrier acabó inventando el aire acondicionado mirando la bruma en una estación de tren a la que había ido después de darle miles de vueltas a la cabeza en su lugar de trabajo y acabar completamente bloqueado.

Naturalmente hasta que mis amados superiores no se modernicen y pongan en práctica los nuevos métodos laborales que están triunfando ahora mismo en todo el mundo, que no me vuelvan a pedir resultados.