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  581. Miércoles, 20 Julio, 2005

 
Capítulo Quingentésimo octogésimo primero: "Madre hay una sola, suegras también... pero parecen más". (Teresa P. 32 años, funcionaria)

Parada obligatoria en la próxima (y ansiada) tanda de vacaciones de agosto: visita a la suegra.

Reconozco haber tenido mucha suerte en tan delicado tema. Casi todas las que conozco, ejercen de tales y basta "rascar" un poco para darse cuenta que siguen pensando que su hijo ha sido embaucado, hipnotizado y apresado por un intruso que jamás podrá darle a su "niño" las atenciones y mimos que se merece.

Como ella, nadie.

Tras este imprescindible preámbulo, (déjate, que con esto de los talleres municipales "aprenda internet en su tercera edad", nunca sabes quien puede leer esto) no me resisto a contar un chiste de "suegras".

Y que quede, otra vez, claro: de todas menos, !!evidentemente!! de la mía.
 Una mujer de mediana edad estaba tomándose un café cuando ve pasar desde el bar, camino del cementerio, un inusual funeral.

Abría el cortejo un féretro negro seguido, apenas 50 metros detrás, por un segundo ataúd. Detrás de éste, y acompañado de un enorme perro rottweiler al que sostenía de la correa, caminaba una señora solitaria.

Cerraban el cortejo una larga y única fila de más de cien mujeres.

No pudiendo aguantar su curiosidad, salió del bar y, con mucho respeto, se aproximó a la mujer que solitaria llevaba al perro y le dijo:

"-Señora, sé que este es un muy mal momento para molestarle, pero nunca he visto un funeral como éste. ¿De quien es este funeral?-"

La mujer respondió muy amablemente: "-bueno, en el primer ataúd está mí marido-".

"-¿Qué le pasó?-" replicó la primera.

La señora respondió: "-El perro lo atacó y lo mató".

"- Lo siento de verdad, pero, ¿quién está en el segundo ataúd?-"

"-Mi suegra. Ella estaba tratando de ayudar a mi esposo y el perro se volvió hacia ella y la mató-"

Un momento solemne, duro momento de silencio, transcurrió entre las dos mujeres sólo roto por una pregunta y una mecánica contestación a la misma.

"-¿Señora, puedo pedirle prestado el perro?"

"¡Póngase a la fila¡"
¿Existe alguna solución para que estas "buenas" mujeres puedan estar contentas con las parejas de sus retoños?. Pues naturalmente que la hay.

Las madres de la tribu "Pondos" de Sudáfrica, una de las principales etnias sudafricanas (y yo no lo sabía, lo dice el google), están deseosas de que sus hijos se casen con tantas mujeres como les sea posible, ya que las recién casadas pasan a ser auténticas esclavas de la suegra.

Es una idea sugerida dentro de la habitual (y siempre practica) línea de "tantos hombres y tan poco tiempo".