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  555. Lunes, 30 mayo, 2005

 
Capítulo Quingentésimo quincuagésimo quinto: "Si eres capaz de pasar una tarde inútil de un modo completamente inútil, habrás aprendido a vivir" (Lin Yutang, 1895-1976, filósofo chino)

Este fin de semana he podido comprobar sobre el terreno la euforia de mi sobrino, -dieciséis años desatados-, "descubriendo" que puede practicar el "toothing" desde su teléfono móvil.

Y su cara de felicidad cuando me explica que eso de mandar "mensajitos" más o menos lúbricos a un montón de gente desconocida que está alrededor con el teléfono y esperar a ver que pasa, es uno de los mejores "inventos" de los últimos años.

Pobre, si yo comprendo que crean que el mundo existe desde que existen los "móviles" y que antes esto no era más que un agujero negro en el que nos comunicábamos por tam-tam... pero de eso a pensar que mandarle señales al desconocido que está al lado para ver si la cosa acaba en un "aquí te pillo aquí te mato" sea una "novedad".. pues tampoco.

Y no ya usando toda la parafernalia de eso que los psicólogos llaman "lenguaje no verbal" y la gente corriente llamamos "coquetear", que también, (y que tantos malentendidos provoca) sino de formas mucho más simples, baratas y dulces, "formas" que además, no dejaban la más mínima duda sobre las intenciones.

¿Ejemplos? a patadas. En toda la Francia del rey Luis XIV estaba muy de moda practicar exactamente lo mismo aunque cambiando el nokia de turno por unos simples bombones.

Así, si en cualquier reunión de más de dos personas una dama desconocida recibía uno de cualquier caballero, incluido el mismísimo Rey Sol, indicaba que él la invitaba a su cama.

Si ella se lo llevaba a la boca y lo mordía, que aceptaba la invitación

Puede haber cambiado la forma pero desde luego el fondo sigue intacto y, no quiero ser yo antiguo, pero mucho más "dulce" lo del "bombón".

... y mucho más seguro.